Los nuevos sistemas avanzados para proyectar ciudades hoy, en la “Era de la Sobremodernidad” (Augé), hacen posible que, a través del uso de sistemas computacionales, se rediseñen automáticamente en función de los cambios en las variables sociales, ambientales, políticas, funcionales y arquitectónicas que las configuran, siguiendo el sistema de crecimiento celular programado.
Estructuraremos el presente artículo partiendo de una serie de consideraciones generales en torno a la nueva teoría que proponemos denominada “Metaurbanismo” o “Superurbanismo” para, posteriormente, ejemplificarlo con una serie de proyectos que se han desarrollado siguendo los sistemas computacionales de parametrización: la nueva ciudad de Samergeum (Corea del Sur) y M.E.D. (Meta Eurasian Diagonal, China).
Así, proponemos la nueva teoría de Metaurbanismo, que aúna y sirve para proyectar los fenómenos que configuran la Metaciudad globalizada del siglo XXI, esto es, el concepto que engloba las gigantescas urbes de escala planetaria como, por ejemplo, Shanghái, Lagos, New York, Seúl, México DF...
En ellas, entra en juego una acumulación cada vez más ingente de factores relacionados con los nuevos medios de comunicación y con los flujos informativos, que transforman la conciencia tradicional del ciudadano (que tiene su origen e la ciudad clásica griega aristotélica, donde el hombre se relacionaba a través del medio físico, es decir, en plazas y calles) en la conciencia de otro nuevo ciudadano que podemos llamar hipercontemporáneo: hablamos de un metaciudadano que hoy se relaciona a través de los medios interpuestos avanzados de comunicación, conectados a través de las hiper-redes globales de comunicación que se extienden por todo el planeta, conectando las megaciudades de hoy.
Para ello, son necesarias nuevas palabras unidas a conceptos para definir la hipercompleja situación de hoy. Esto es posible gracias a que la supertecnología actual permite -y permitirá- desarrollar los sueños nacidos de la imaginación de los arquitectos y de los urbanistas. Estamos hablando de una nueva metaciudad difusa y planetaria que, de esta manera, transforma sus espacios y los sistemas para proyectarlas: nuevos sistemas, basados en la computación, que son capaces de optimizar los recursos de la naturaleza y de la energía, dentro de lo que denominamos “Supersostenibilidad”; una sostenibilidad global concebida a escala planetaria y generada en las ciudades.
Todo ello surge debido a la certeza, ya demostrada, de que los postulados del desfallecido urbanismo del siglo XX no contienen las herramientas para poder proyectar las nuevas megaciudades demandadas por la sociedad avanzada de hoy. Deja de ser válido el concepto de proyectos y de urbanismos clásicos, cerrados en sí mismos, sin grados de libertad, que piden ser sustituidos por nuevos sistemas proyectivos abiertos: por un nuevo metaurbanismo.
Ciudades ciborg. Ciudades computacionales
Estas nuevas metaciudades autogeneran su tejido urbano en constante y acelerada transformación. Es lo que podemos tamién denominar ciudades-ciborg: megaciudades planetarias, hibridadas, mitad humanas y mitad máquinas, permanentemente cambiantes y readaptables, que se generan en paralelo, desde la construcción de sus edificios avanzados, novedosos sistemas constructivos y materiales a escala urbana e hiperterritorial. Asimismo, identifican nuevas oportunidades: crecen y menguan, nos fascinan y nos repelen, encogen y dilatan, avanzan y retroceden, aceleran y desaceleran, son transformables y readaptables.
Estas ciudades tienen ciclos vitales, igual que los seres vivos. Están conformadas por no lugares en vez de por lugares, debido a que el lugar físico está desapareciendo, pero no así el lugar ontológico, que es consustancial al ser humano y, por tanto, siempre nos acompañará: por ejemplo, cuando atravesamos el planeta en vuelos y conexiones cada vez más rápidas. Seguimos siendo ciudadanos permanentemente conectados con nuestros seres queridos y con nuestros trabajos, aunque las distancias sean cada vez mayores.
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