La integración de la naturaleza en las ciudades está siendo objetivo prioritario en toda planificación urbanística. En la actualidad, tanto las cubiertas verdes como también las fachadas vegetales son elementos importantes en este desarrollo urbano. La total implantación de estas envolventes arquitectónicas pasa por una buena legislación y una correcta definición en la arquitectura sostenible que, hoy en día, y sobre todo en España, parece que empieza a hacerse notar. Ante la clara emergencia climática y ahora la necesaria reconstrucción Covid, ciudades como Madrid, Barcelona o la Comunidad Valenciana empiezan a dar los primeros pasos para ser referentes activadores en la transición ecológica.
Las cubiertas verdes y las fachadas ajardinadas contribuyen a la descarbonización de los edificios y a que el balance energético sea más favorable
El nuevo marco normativo europeo que se está desarrollando a partir del European Green Deal pondrá el foco en estos pulmones verdes de las ciudades. Una de estas normativas, la Estrategia sobre la Biodiversidad, presentada en mayo de 2020 y en trámites de aprobación por parte del Parlamento Europeo, establece:
“2.2.8. Ecologizar las zonas urbanas y periurbanas
Los espacios verdes urbanos, desde los parques y jardines hasta las cubiertas verdes y las granjas urbanas, ofrecen una amplia gama de beneficios para las personas, así como oportunidades para las empresas y refugio para la naturaleza. Reducen la contaminación atmosférica, acuática y acústica, proporcionan protección contra inundaciones, sequías y olas de calor, y mantienen el vínculo entre los seres humanos y la naturaleza”.
Los recientes confinamientos obligados por la pandemia de Covid-19 han puesto de manifiesto el valor de los espacios verdes urbanos para nuestro bienestar físico y mental. Aunque se ha reforzado la protección de algunos espacios verdes urbanos, ese tipo de zonas suelen salir perdiendo en la competencia por suelo a medida que aumenta el porcentaje de la población que vive en zonas urbanas. La presente estrategia tiene por objeto invertir esas tendencias y detener la pérdida de ecosistemas verdes urbanos. La promoción de ecosistemas sanos, de la infraestructura verde y de soluciones basadas en la naturaleza debe integrarse sistemáticamente en la planificación urbanística, en particular en las infraestructuras, los espacios públicos y el diseño de edificios y su entorno.
A fin de traer la naturaleza de vuelta a las ciudades y recompensar las actuaciones comunitarias, la Comisión hace un llamamiento a las ciudades europeas de 20.000 habitantes o más para que elaboren, antes de finales de 2021, ambiciosos planes de ecologización urbana que incluyan medidas para crear bosques urbanos, parques y jardines accesibles y ricos en biodiversidad; granjas urbanas; muros y cubiertas verdes; calles arboladas; praderas urbanas y setos urbanos.
Además, deben contribuir a mejorar las conexiones entre espacios verdes, eliminar el uso de plaguicidas y limitar el corte excesivo del césped en espacios verdes urbanos y otras prácticas perjudiciales para la biodiversidad. Esos planes podrían movilizar instrumentos políticos, reglamentarios y financieros. Para facilitar esa labor, la Comisión establecerá en 2021 una Plataforma de la UE para la Ecologización de las Ciudades, en el marco de un nuevo ‘Acuerdo de Ciudad Verde’ con ciudades y alcaldes. Esto se llevará a cabo en estrecha coordinación con el Pacto Europeo de los Alcaldes.
Los planes de ecologización urbana desempeñarán un papel central a la hora de elegir el ganador de los premios Capital Verde Europea de 2023 y Hoja Verde Europea de 2022. La Comisión apoyará a los estados miembros y a las autoridades locales y regionales por medio de orientaciones técnicas, y contribuirá a movilizar fondos y a desarrollar capacidades. También reflejará esos objetivos en el Pacto Europeo sobre el Clima.
Las ventajas socioeconómicas, como también ecológicas, sitúan las cubiertas verdes y las fachadas ajardinadas como elementos imprescindibles en la arquitectura sostenible: contribuyen a la descarbonización de los edificios y a que el balance energético sea más favorable. La introducción de estos elementos en nuestras ciudades experimentará un impulso considerable con la irrupción de las nuevas exigencias normativas, con el incremento de la concienciación social medioambiental y la necesidad vital que ha puesto de relieve la situación sanitaria vivida recientemente.
La planificación urbanística, las ordenanzas municipales, el trabajo de los arquitectos y paisajistas deberá tener en cuenta a las empresas instaladoras especializadas y a los fabricantes de material específico en este tipo de espacios verdes urbanos. Estamos convencidos que se experimentará un incremento de nicho de mercado muy interesante a corto y medio plazo que permitirá alcanzar cuotas de mercado similares a los ya desarrolladas en otros países del centro y norte de Europa.
Entre las ventajas asociadas a su instalación cabe destacar las siguientes:
• Biodiversidad. Las fachadas verdes y cubiertas ajardinadas proporcionan un hábitat para los insectos, que a su vez sirven como alimento para aves insectívoras y murciélagos. También pueden proporcionar un corredor de tránsito para la vida silvestre entre el hábitat a nivel del suelo y el establecido en un techo verde.
• Aislamiento térmico. Gracias a la evapotranspiración de las plantas y el sustrato, se produce una refrigeración en los edificios, especialmente en los meses estivales. Esto conduce a una reducción en la temperatura máxima y a que el enfriamiento del edificio se produzca de manera más rápida. En fachadas vegetales, las plantas pueden proporcionar aislamiento mediante el mantenimiento de una capa de aire entre la planta y la pared, lo que reduce la convección en la superficie de la pared. La eficacia del aislamiento térmico proporcionado por las plantas está relacionada con el espesor y cobertura del crecimiento. La reducción de la humectación de ciertos paramentos también puede disminuir la cantidad de enfriamiento por evaporación en su superficie.
• Reducción de la constaminación. Las fachadas vegetales y cubiertas ajardinadas contribuyen a la reducción de la contaminación atmosférica, atrapando las partículas y la concentración de determinados contaminantes en sus tejidos vegetales o a través de la infiltración en los sustratos.
• Beneficios estéticos y otros. El reverdecimiento de las fachadas y cubiertas mejora el entorno urbano. Las plantas ayudan a suavizar y disimular la dureza y la falta de estética de algunos edificios. El uso de las plantas también puede ayudar a crear zonas urbanas a nivel local diferentes y con identidad propia.
Mediante una correcta gestión, las fachadas vegetales y cubiertas ajardinadas son una protección real de las superficies ante los agentes externos como la lluvia/granizo y la radiación ultravioleta. Con la incorporación de los jardines tanto en cubiertas como en fachadas se obtienen numerosas ventajas como la reducción de aguas de escorrentía y la contribución a una correcta gestión del drenaje, mitigación del efecto isla de calor, reutilización de espacios en desuso y revalorización económica de los edificios, entre otras muchas.
Para garantizar un funcionamiento correcto y duradero de las cubiertas y fachadas vegetales, es imprescindible seguir unos principios básicos: apostar por sistemas constructivos
de alta calidad y tecnología avanzada, realizar una buena planificación e instalación profesional y, muy importante, la realización de un correcto mantenimiento.
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Este artículo aparece publicado en el nº 567 de CIC, págs. 18 a 20.
El proyecto, denominado Balin, forma parte del programa Hazitek de la agencia vasca de desarrollo empresarial SPRI, del Gobierno vasco.
“Tenemos que ser exigentes y pedirle a la Administración que nos dé garantías. Y la garantía puede ser en forma de certificado de sostenibilidad, seguro trienal u otra que valide la propia Administración”, afirma el presidente de Cepco.
Una solución a este desafío es la climatización adiabática, que consiste en el proceso natural de enfriamiento mediante la evaporación del agua.
A diferencia del ladrillo tradicional, presenta unas dimensiones de 236 x 100 x 119 mm (largo x ancho x alto), lo que hace que se disminuya en un 49% el mortero presente en el paño cara vista.
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