A mediados del mes de julio, el Consejo de Ministros aprobó por fin la movilización de los primeros 1.631 millones de euros comunitarios del plan de recuperación destinados a la rehabilitación de vivienda. Se trata de uno de los programas mejor financiados del plan, que absorberá los 140.000 millones de euros provenientes de Bruselas asignados para España. El objetivo del programa de rehabilitación residencial no es otro que encarar diferentes obras e intervenciones para disminuir el consumo energético del parque residencial español y acelerar la reducción de la media del consumo de energía primaria no renovable en más de un 40%.
La distribución permitirá que se destinen 151 millones a la rehabilitación de barrios y viviendas particulares y los 480 millones restantes serán transferidos a la Administración para la rehabilitación de edificios públicos. No será hasta 2022 y 2023 cuando se destinarán 1.000 millones de euros para comenzar la construcción de 20.000 viviendas eficientemente energéticas destinadas al alquiler asequible.
De acuerdo con la Estrategia de rehabilitación en España, los principales problemas del parque de edificios existente son la accesibilidad, el estado de conservación y la eficiencia energética. En este sentido, a la hora de disminuir el impacto energético del edificio se debe actuar en los siguientes aspectos: (1) fomentar un uso racional de la energía en el edificio mediante la sensibilización del usuario. Podemos hablar de instalación de contadores individuales, así como de formación sobre mejores prácticas de uso; (2) reducir la demanda energética actuando en la envolvente (aislamiento exterior o interior; carpinterías exteriores -térmico y ruido-, cubiertas…); (3) mejorar la eficiencia energética de los sistemas del edificio y (4) introducir energías renovables (aerotermia, fotovoltaica…).
Si bien el aspecto energético de la rehabilitación es muy urgente, es importante recordar que la rehabilitación también debe abordar temas de accesibilidad y estado de conservación del inmueble
En este caso, el orden de los factores sí es importante. Es decir, no tiene sentido introducir sistemas más eficientes (3) si previamente no se ha mejorado el aislamiento del edificio (2). Desde los contadores a las energías renovables, estamos hablando de la introducción de elementos que se hicieron en una fábrica y que se instalan en el inmueble. Es en el punto 2, probablemente el más crítico de todos ellos, donde se están desarrollando soluciones que permitan aumentar el aislamiento (y, como consecuencia, disminuir la emisión de Gases Efecto Invernadero). Dichas soluciones deberán ser poco invasivas, ya que muchas tendrán que realizarse mientras los residentes habitan en el inmueble. Aquí las soluciones industrializadas pueden tener ventajas en tiempos de colocación y menor incomodidad para el usuario final.
Si bien el aspecto energético de la rehabilitación es muy urgente, es importante recordar que la rehabilitación también debe abordar temas de accesibilidad y estado de conservación del inmueble. Esto nos demuestra que, para llevar a cabo el proyecto con éxito, necesitamos herramientas más punteras que nos despejen las incógnitas de la edificación existente: cámaras termográficas, escáneres láser, fotogrametrías... así como la digitalización con planos 3D de lo construido para poder trabajar de manera asistida por ordenador con todos los parámetros necesarios para recuperar la funcionalidad perdida, para rehabilitar.
En este sentido, la rehabilitación es un proceso totalmente opuesto al que se da cuando un arquitecto se enfrenta al lienzo en blanco y tiene por delante un reto creativo a la vez que una oportunidad, ya que debe crear algo nuevo, respetando la normativa urbanística y el Código Técnico de la Edificación. Es aquí donde, cada vez con mayor frecuencia, aparecen edificios con sistemas industrializados que tienen una coordinación dimensional arduamente estudiada durante la ejecución del proyecto, por supuesto con ayuda del resto de los agentes: promotores, fabricantes, constructoras... Ese lenguaje común, estudiado desde la facilidad de la concepción de lo nuevo, de lo no construido. Aun así, el reto es complejo, pero es el proyectista el que marca las reglas y la coordinación de sistemas, porque todo parte de una idea conceptual.
La industrialización en edificación consiste en realizar algunos procesos constructivos de forma paralela a las actividades que se estén realizando in situ. Por ejemplo: hacer en fábrica las fachadas mientras en el solar se está llevando a cabo el movimiento de tierras. Al dejar de ser secuencial y pasar a solapar estas actividades, se cambia radicalmente el proceso: se disminuye el ciclo de producto y el riesgo de negocio. Es por eso fundamental plantear la industrialización como una alternativa a la forma tradicional de edificar.
Los motivos por los que la industrialización no se ha implantado de forma más clara son, en primer lugar, culturales (aunque ha mejorado su imagen, todavía algunos clientes la asocian a grandes desarrollos prefabricados de antaño de calidad dudosa); precio (la construcción industrializada en España se justifica para edificios destinados al alquiler, pero para los demás todavía puede resultar más caro); y tecnológicos (no existía el software para gestión de procesos de esta complejidad).
Además, para que la industrialización tenga éxito, es fundamental pensar y dimensionar previamente cómo se van a integrar los elementos industrializados en la dinámica de la obra y no, como habitualmente pasa, ‘calzarlos’ de forma precipitada, generando un proceso caótico y poco eficiente. Desgraciadamente, en el sector todavía sufrimos la escasez de profesionales en este ámbito, debido a la falta de oferta formativa sobre la materia.
Las ventajas de cambiar de la construcción convencional para integrar, poco a poco, soluciones industrializadas, son varias: mayor seguridad (que es un aspecto de gran valor en obra); mayor sostenibilidad (porque se generan menos residuos); mayor calidad (el producto tiene mejores acabados por lo que hay menos incidencias de post venta) y, sobre todo, la reducción del tiempo en la ejecución de la obra.
Entonces, ¿qué sucede si el punto de partida es un edificio construido, con patología, con sistemas no definidos y ciegos para el proyectista? Esta casuística se suma a la ya difícil práctica de la prescripción de sistemas, especialmente los industrializados. La industrialización tiene que ver con la estandarización, con la estabilidad dimensional, con la ausencia de improvisación. Estos conceptos chocan diametralmente con el concepto de rehabilitar, de rehacer... Como un coche cuya carrocería se repara en el taller de forma artesanal porque el golpe no es estándar.
Si entendemos la industrialización como lo que es -como una innovación de proceso y no una innovación de producto- es fácil entender cómo en la rehabilitación es todavía más crítico el encaje de todas las piezas desde el momento inicial. Las restricciones de un inmueble ya construido dan muy poco margen de libertad para cambios de rumbo o improvisaciones y exigen una ingeniería de procesos clara e integradora de todas las actuaciones.
Como sector, nos enfrentamos a un reto aún mayor: conjugar la precisión de los sistemas industrializados con las miles de realidades de cada edificio
Y, desde aquí, avanzar y adoptar sistemas industrializados flexibles que permitan resolver varias posibilidades en relación con lo detectado en el objeto de rehabilitación. Por tanto, como sector, nos enfrentamos a un reto aun mayor: conjugar la precisión de los sistemas industrializados con las miles de realidades de cada edificio; y no solo de cada edificio, sino también de cada esquina, cada encuentro, cada uso.
Nos encontramos ahora ante la oportunidad real de paliar las actuales carencias que presenta el parque de viviendas, y la industrialización es un vehículo que nos acerca más a esa meta.
---
Este artículo aparece publicado en el nº 571 de CIC, págs. 40-42.
El proyecto Precast-CO₂ ha conseguido demostrar que la tecnología de curado con CO2 es capaz de reducir hasta un 50% la huella de carbono en la fabricación de productos prefabricados de hormigón.
Se ha publicado la XXI edición del Barómetro Inmobiliario ‘El sentimiento de mercado de los profesionales inmobiliarios’, de UCI y SIRA.
Con este documento, ambas asociaciones buscan ofrecer información técnica y de utilidad para la realización de los trabajos de aplicación de las soluciones en la impermeabilización de cubiertas planas.
La próxima edición de la feria ya cuenta con cerca de 110 empresas que han asegurado su presencia en el área expositiva del salón y un centenar más con las que se está gestionando su participación.
Con esta colaboración, se busca impulsar el progreso en edificios con bajas emisiones de carbono y eficiencia energética que se alineen con los objetivos de sostenibilidad de Europa.
La propuesta ‘Erre de Muro’ ha conseguido destacar por encima del resto gracias a su enfoque integrador, su visión sostenible y su capacidad para dinamizar el entorno cultural de Puente Viesgo.
En espacios reducidos, es posible incorporar acentos arquitectónicos que combinan funcionalidad y estética.
Las últimas incorporaciones a la gama permitirán una integración perfecta en un sistema KNX para un control fiable y automatizado de persianas.
Comentarios