Concebido para recordarnos a todos el protagonismo de las ciudades, cada 8 de noviembre, desde 1949, se celebra el Día Mundial del Urbanismo en más de 30 países de cuatro continentes.
Esta fecha conmemorativa reconoce y promueve el papel de la planificación en la creación y manejo de comunidades urbanas sostenibles con el marco del ordenamiento regional al que pertenecen, presentándose como una excelente oportunidad para contemplar la planificación desde una perspectiva global.
Se trata de un evento que apela a la conciencia de los ciudadanos y las autoridades públicas y llama la atención hacia el impacto ambiental que produce el desarrollo de ciudades y territorios.
Un reto económico, ambiental y social
Mientras el mundo rural pierde población, las grandes ciudades no dejan crecer. Las estadísticas lo recuerdan continuamente: en el año 1900, solo el 13% de la población vivía en ciudades, para 2030, el número de habitantes de estos centros neurálgicos alcanzará el 60% (Banco Mundial) y, en 2050, este porcentaje será del 80% (ONU). Un auténtico reto económico, ambiental y social sin precedentes al que ya se está empezando a dar solución gracias a diversas soluciones basadas en la sostenibilidad, la tecnología, la inclusividad o la creatividad.
Aunque todavía es pronto para hablar de “ciudades del futuro” como un todo, sí es posible hacerse una idea de cuáles serán sus características. Con motivo del Día Mundial del Urbanismo, fecha destinada a reflexionar cómo es la ciudad actual y cómo debería de consolidarse en vista de su rápido desarrollo, los expertos de Sto exponen las principales:
• Sostenibilidad y autosuficiencia. El ciclo de vida de la energía y la materia prima que llega a las ciudades es lineal. Es decir, proviene del exterior como energía y productos, y se convierte en residuos y emisiones. La ciudad del futuro convertirá este ciclo en uno circular, creando una urbe capaz de abastecerse energéticamente a sí misma, y de generar la menor cantidad de contaminantes y de residuos.
• Eficiencia energética. La construcción y rehabilitación de edificios se basará en la arquitectura pasiva y bioclimática, en el uso de materiales naturales, con bajo contenido de carbono o reciclados, en la aplicación de equipos inteligentes que permitan ahorrar o abastecerse de energías renovables y en la utilización de soluciones de aislamiento térmico u optimización de la envolvente del edificio. Tal y como muestra un estudio realizado por la Alianza Europea de Compañías por la Eficiencia Energética, en la actualidad el 84% de los edificios españoles son energéticamente ineficientes.
• Accesibilidad. Esto supondrá disponer de una configuración urbana más productiva y socialmente integradora, que permita la movilidad, el acceso y el aprovechamiento por parte de cualquier persona, independientemente de sus capacidades. Algunas de las iniciativas básicas son el uso de señalizaciones, de rampas y de personal público con conocimiento en lenguaje de signos.
• Espacios naturales. Los espacios verdes ayudan a combatir la contaminación, mejoran la interacción social y la salud, y ayudan a promover la conciencia ambiental de los ciudadanos. Según los expertos, estos lugares deberían comprender entre el 20% y el 40% de la zona urbana construida. Sin embargo, actualmente, según un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), muy pocas ciudades españolas de más de 100.000 habitantes están conectadas al espacio natural.
• Creatividad. Las ciudades serán espacios donde los habitantes actúen como agentes involucrados. Esto permitirá que evolucionen, crezcan y triunfen en función de la capacidad para ofrecer soluciones creativas sobre actividades cotidianas y adaptarse a la evolución de la sociedad, el consumo y el conocimiento.
• Inteligencia e innovación. La ciudad del futuro será tecnológica. Destacará, sobre todo, por el uso responsable e inteligente de los datos generados por los ciudadanos mediante sus dispositivos personales y profesionales, así como a través de las redes de sensores desplegadas por la ciudad (calles, infraestructuras, equipamientos, mobiliario urbano) o en espacios particulares (hogares) o privados (centros de ocio, de trabajo, etc.). Toda esta información se aplicará para la gestión eficiente de los recursos y servicios: transporte inteligente, teleasistencia médica, gestión del tránsito, redes de suministro eléctrico, alumbrado urbano, gestión de residuos, mantenimiento, señalización…
Antecedentes del Día Mundial del Urbanismo
En 1934, el urbanista ingeniero Carlos Maria della Paolera, primer catedrático de Urbanismo en Argentina, exdirector de Instituto de Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y graduado del Instituto de Urbanismo de París, concibió el símbolo del Urbanismo con el oro, azul y verde, por el sol, el aire y la vegetación.
Tres lustros después, en 1949, por iniciativa del mismo urbanista, se creó el Día Mundial del Urbanismo, con el propósito de abogar por los intereses públicos y profesionales de la planificación urbana. Su celebración quedó a cargo de la Organización Internacional del Día Mundial del Urbanismo, con comités permanentes en cada país que se adhirió a esa conmemoración.
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