El confinamiento y la paralización de las actividades económicas no esenciales a causa del Covid-19 ha inducido efectos nunca observados sobre el sector eléctrico: desplome de la demanda, cambios sin precedentes en la estructura de generación, caída de los precios y la reducción de las emisiones de gases contaminantes y del uso de combustibles fósiles en la industria y en el transporte.
Para el Observatorio Sostenibilidad (OS), este parón en la actividad ha sido un ‘gran experimento de campo’ que ofrece “una oportunidad histórica para estudiar en detalle el impacto que han tenido las medidas de confinamiento sobre el sistema eléctrico nacional, la estructura de generación, el comportamiento de la demanda y sobre los precios, y cuya dimensión puede brindar lecciones y experiencias de gran utilidad para el futuro”.
Juan Avellaner, doctor ingeniero Industrial y responsable del estudio destaca: “Las renovables eléctricas han demostrado durante el confinamiento su fortaleza y su verdadero valor intrínseco: el autoabastecimiento en un entorno de tensión extrema. Han aportado potencia hasta el techo del 73% y han inducido precios umbrales de 17,4 €/MWh, con caídas de precios del 36,1%, respecto a marzo de 2019. Además, la eólica, solar e hidráulica se han amalgamado entre ellas para dar una respuesta resiliente a la demanda eléctrica”.
Otro hito singular es que en abril se alcanzó el máximo histórico de penetración diaria de las renovables, con un 70,9%. Su aportación superó el 70% durante más de siete horas, confirmando la estabilidad y gestionabilidad de la red en esas condiciones. La
generación fotovoltaica logró atender al 27,6% de la demanda, un hecho que se produce por primera vez desde que existen datos.
Avellaner añade que en abril el sector eléctrico tocó el suelo en emisiones mensuales, siendo las más bajas desde 1990, con un valor de 1,7 MtCO2eq, “consecuencia de haber alcanzado un techo de generación libre de CO2 del 75,5%. La ratio de emisiones descendió en abril hasta 0,104 tCO2/MWh, mínimo-minimorum peninsular, y su volumen ha sido el más bajo desde 1990.”
Según el experto, se estima una caída del consumo energético en una banda del 4,8%-10,3% para este año, dependiendo de la situación macroeconómica. “El sistema energético en España, y más en concreto el eléctrico, está sobredimensionado en comparación con redes similares de países de la UE: tanto para estas situaciones de confinamiento con un factor de 6,6; como en situaciones normales con factores de 3,6; y en máximas demandas con el 2,7”.
Lecciones aprendidas para el futuro
Por su parte, Fernando Prieto, del OS, sostiene: “Las lecciones aprendidas deben servirnos para el futuro #postcovid. Se hace necesario trasladar los bajos precios a los usuarios, además de mantener y aumentar el nivel de descarbonización de la producción de energía eléctrica con menores emisiones de gases de efecto invernadero; eliminar el 2% de la generación por carbón y posteriormente el 14% de la de gas y fuel, además se deben trasladar las caídas de precios a los consumidores, potenciar las renovables no intermitentes como la termosolar y la hidráulica de bombeo, y dar un impulso inequívoco a la energía distribuida y al autoabastecimiento, sobre
todo en tejados y cubiertas solares para avanzar en la indedependencia energética”.
Otras conclusiones del informe, cuyo texto íntegro está disponible AQUí, son las siguientes:
➢ La demanda de gas natural en el sistema eléctrico en marzo cayó un 8,3% y en abril un 23%, reduciendo los precios hasta el mínimo histórico de 7,6 €/MWh, un 56,6% menos que en abril 2019.
➢ Los mercados, en general, no consiguen trasladar los precios bajísimos en origen: en electricidad los 20 €/MWh del mercado diario de generación llegan al consumidor a 180 €/MWh; al igual que en los productos petrolíferos, cuyas caídas del 55,8% apenas llegan al consumidor final. Si se lograran trasladar estas depreciaciones en la actual coyuntura se proporcionaría una liquidez esencial a los hogares e industrias. Se demanda para ello una vigilancia especial de la CNMC, además de los ajustes necesarios en la regulación.
➢ La dependencia energética, el gran reto global en energía de nuestro país, presenta una resistencia estructural a superar la barrera del 70%. Sin embargo, en 2020 se va a traspasar esa barrera por la fuerte caída energética y aflorar con mayor peso los recursos endógenos. Alcanzar el objetivo del 59% a 2030 va a requerir un esfuerzo de inversión extraordinario en eficiencia y en renovables.
➢ La demanda de productos petrolíferos cayó en marzo el 25,9% y el OS estima que para abril el descenso será del 70%; arrastrando una caída de precios y unas mejoras ambientales insólitas tanto en emisiones de gases de efecto invernadero como en emisiones que afectan a la acidificación y calidad del aire en las ciudades.
➢ La electrificación de la economía, estimada en 2019 en el 21,5%, base del Pniec, que a 2030 propone alcanzar el 27,0%, deberá llevar a cabo un profundo cambio para doblegar la tendencia a la baja de los dos tres últimos años; señalando una desindustrialización
profunda.
➢ Las caídas tan extraordinarias de precios de la electricidad en los mercados, aunque beneficiosas para la economía a corto, pueden representar un freno a las inversiones en equipos para la descarbonización de la economía, del Pniec.
➢ Las estimaciones sobre energía-economía que el OS ha realizado señalan caídas del consumo de energía final para 2020, respecto a 2019, según los tres escenarios analizados graves, severo y profundo de: -4,8%; -7,6% y-10,3%. Estas caídas en energía se traducirán
en un desplome del PIB del -7,6%, -12,2% y del -17,0%, con periodos de recuperación de 12, 14 y 16 meses.
➢ La necesaria acción integral y coordinada para superar la crisis y mantener objetivos energéticos a medio plazo tiene soluciones muy estrechas. Aun así el OS anota: potencia por deuda, para los escenarios de inversiones en equipos; regulación transitoria de
amortiguación de precios en las cadenas de suministro, al objeto de inyectar liquidez; constatando que los mercados en condiciones extremas y de estrés son inestables y la competencia irrelevante.
Recomendaciones
➢ Ajustes en la regulación de los mercados de electricidad y gas para bajar precios y trasladar márgenes de mejora a los consumidores.
➢ Revisión de la planificación incluyendo análisis coste-beneficio a la vista de la experiencia de la Covid-19.
➢ Robustecer la planificación e innovación de las renovables, tanto eléctricas como térmicas para impulsar las inversiones en equipos.
➢ Potenciación de las renovables que pueden solucionar la intermitencia de las mismas, como hidráulica de bombeo y termosolar.
➢ Importancia del autoconsumo como estrategia de electrificación de la industria y la movilidad.
➢ Análisis de la gestión de la demanda para analizar posibilidades de aumento de la eficiencia.
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