Los edificios están y estarán cada vez más llenos de elementos conectados: termostatos, válvulas, interruptores eléctricos, ventiladores, etc. Es importante conocer qué elementos de un edificio se pueden conectar a Internet, ahora o en el futuro, y de qué manera esto afecta y afectará a los edificios durante todo su ciclo de vida. Lo que parece evidente es que Internet of Things revolucionará cada vez más la manera de construir y operar edificios inteligentes.
Vivimos en un planeta con una cantidad de recursos limitados junto a otros siete mil millones de personas. Es una población en claro crecimiento que el año 2050 se situará alrededor de los nueve mil millones. Actualmente, el 30% de esta población está concentrada en núcleos urbanos; sin embargo, en el año 2050 esta cifra ascenderá al 70%, lo cual significa que 6,3 miles de millones de personas vivirán en ciudades. Parece obvio que si actualmente ya existen ciudades con problemas derivados de la alta concentración de población, en los próximos años van a crecer, por lo que no será viable seguir construyendo ni operando los edificios de la misma manera que lo hemos estado haciendo hasta el momento.
Por otro lado, los datos dicen que el 80% de los edificios construidos en la actualidad seguirán estando en uso en 2050. Esto significa que no solo deberemos mejorar la manera de construir edificios sino también la manera de renovar y rehabilitar los edificios ya existentes. Una tecnología que ayudará con toda seguridad a mejorar nuestra manera de construir y operar edificios será la Internet of Things (IoT). Existen estudios de prestigiosas consultoras tecnológicas que prevén 50 mil millones de dispositivos conectados a la Internet de las Cosas en 2020. Otros estudios menos optimistas prevén la cifra de 20 mil millones. En cualquiera de los casos, se trata de un crecimiento muy rápido del 26% cada año (CAGR o Compound Annual Growth Rate).
Es ciertamente sorprendente el número de dispositivos interconectados, pero todavía produce mayor vértigo la gran cantidad de datos que éstos van a generar. Se estima que en el campo de los conocidos como smart buildings o edificios inteligentes, en los últimos años la cantidad de datos generados por elementos IoT ha crecido un 60% de manera anual.
No obstante, esta gran cantidad de datos generada por sí misma no nos sirve de ninguna utilidad. Estos datos se tienen que gestionar y tratar debidamente para convertirlos en información útil, analizarla con un propósito concreto y proporcionar recomendaciones significantes al usuario del edificio. Esto es lo que se conoce como tecnologías Big Data, estrechamente relacionadas con las de IoT.
No debemos perder de vista que lo que da sentido a las tecnologías innovadoras es su utilidad. Que su uso ayude a mejorar, optimizar, facilitar la vida de los usuarios de un edificio. Esto sinifica, por ejemplo: hospitales que mejoran el tiempo de recuperación de sus pacientes gracias a unas mejores condiciones de confort, escuelas que mejoran los resultados de sus alumnos gracias a una mejor calidad del aire que permite mayor grado de concentración, u oficinas que reducen las bajas laborales y mejoran la retención de empleados gracias a una iluminación óptima, una temperatura siempre adecuada o un control de emisiones de CO2.
Conectividad de los objetos cotidianos
Internet of Things se define como la evolución de Internet por la que objetos cotidianos se dotan de conectividad, permitiendo enviar y recibir datos desde y hacia la red. Esto es posible gracias a que las tecnologías de comunicaciones y de la información han evolucionado mucho en los últimos años, permitiendo reducir su tamaño, su coste, su consumo de batería, etc.
Ahora es viable, técnica y económicamente, conectar a Internet objetos que antes no lo eran. Y este concepto tiene aplicabillidad a muchos campos distintos, desde el ámbito industrial hasta el ámbito de la sanidad, pasando por el ámbito de la energía, la seguridad, la actividad física, la gestión del agua, el ocio o la agricultura, entre otros.
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