La reducción del consumo energético en la edificación -incidiendo especialmente en los apartados de climatización e iluminación para lograr una mayor eficiencia- se ha convertido en algo prioritario tanto para las Administraciones Públicas como para el sector privado en los últimos años. Una necesidad que, en el caso de los edificios de oficinas, se vuelve fudamental teniendo en cuenta que, además de los factores relacionados con la eficiencia y el ahorro, cabe sumar otros igualmente importantes, como son aumentar el confort y la seguridad de las instalaciones y de las personas que las usan. Pero, con este punto de partida, ¿cuál debería ser la tendencia para lograr el funcionamiento óptimo del sistema de iluminación de cualquier oficina?
Según estudios de la Comisión Europea, la edificación es responsable del 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones de CO2 en la UE. Los edificios consumen casi la mitad de la energía mundial. De acuerdo con la Directiva de la Unión Europea relativa a la eficiencia energética de los edificios (EPBD 2002/91/CE), más del 40% del consumo de energía en Europa se debe a la climatización y a la iluminación. En este marco, la introducción de medidas de eficiencia energética en la gestión de edificios es prioritaria tanto para las Administraciones Públicas como para el sector privado. De esta forma y en esta última década, se ha producido la incorporación paulatina de sistemas para la automatización del equipamiento de edificios de uso terciario o industrial (oficinas, edificios corporativos, hoteleros, empresariales y similares), cuyo objetivo principal es reducir el consumo energético logrando una mayor eficiencia, así como aumentar el confort y la seguridad de las instalaciones y de las personas que las usan.
Si nos centramos en edificios de oficinas, la gestión de la iluminación se convierte en fundamental no solo desde el punto de vista de consumo energético, sino también porque influye decisivamente en el confort laboral de los trabajadores.
Ya es habitual que cualquier rehabilitación energética incluya el cambio a tecnología LED de las luminarias. Asimismo, se exige un sistema de control que incluye sensores de presencia como mínimo. Pero hay que tener en cuenta que con la simple instalación de luminarias LED no se ha conseguido la eficiencia energética.
La verdadera eficiencia energética estriba en el uso que se hace de las luminarias existentes, haciendo que su encendido solo se produzca en momentos de presencia y cuya intensidad deba depender de la iluminación exterior. Es básico entender que el nivel lumínico debe ser constante y adaptado al confort laboral de cada usuario. Esto es, tener en cuenta circunstancias personales com puede ser la fotosensibilidad o entornos de muchos reflejos, con el fin de ajustar un nivel lumínico no molesto para la vida laboral.
Control lumínico
La existencia de luminarias LED reguladas de acuerdo a protocolos estándar, como es el caso de Dali, ha permitido la incorporación de sistemas de gestión activa para el control global de todas las luminarias existentes en un edificio de oficinas. Así, es posible la regulación del 0 al 100% de intensidad lumínica, individual o por grupos, a partir de pulsadores mecánicos o en función de sensores lumínicos localizados en zonas próximas a la entrada de luz natural. Asimismo, existe la posibilidad de controlar despachos o salas de reunión con detectores de presencia.
¿Cuál debería ser la tendencia para lograr el funcionamiento óptimo del sistema de iluminación de cualquier oficina? La incorporación de una malla de sensores multifunción (incluye sensor de luminosidad y detector de presencia) que cubra todos los espacios de trabajo permitiría una reducción significativa de consumo energético pero, sobre todo, una mejora indudable del confort laboral de los trabajadores.
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