La Fundación Renovables se felicita por la aprobación del Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, norma necesaria e imprescindible como guion de la transición energética y referencia para los planes en desarrollo para la recuperación y reconstrucción socioeconómica postpandemia, pero lamenta la “falta de ambición que, como en los sucesivos borradores, ha caracterizado esta iniciativa legislativa. Aunque los objetivos sean considerados como umbrales o de mínimos no pueden ser inferiores a los ya considerados como mínimos del Pniec”, afirman.
En opinión de la fundación, el texto aprobado por el Consejo de Ministros “ha de considerarse como una nueva pérdida de oportunidad”. Y ello por dos motivos fundamentales: cambios poco relevantes o casi inapreciables respecto a la anterior versión del anteproyecto y la fijación de objetivos de energías renovables y reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) aún menores que los planteados en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec).
En consecuencia, desde la Fundación Renovables reclaman que durante la tramitación parlamentaria de “este necesario y bien intencionado anteproyecto de ley se aumente considerablemente su ambición, con objetivos más acordes con las necesidades de la meta que acertadamente se fija en el texto”.
Reducción insuficiente e incoherente
Según señalan fuentes de la fundación, el objetivo de reducción del nivel emisiones de GEI del 23% para 2030 respecto a 1990, planteado en la última versión del Pniec, “siendo ya insuficiente e incoherente a largo plazo con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, se ve reducido a un ínfimo 20%”. De manera similar, los objetivos planteados en el Pniec del 42% de penetración energías renovables respecto al consumo de energía final “descienden incomprensiblemente a un 35%” y el 74% de generación eléctrica con renovables al 70% “y abre dudas sobre las características del modelo energético y la relación entre los objetivos de renovables y la reducción de emisiones”.
Todo ello coincide, además, con la propuesta de modificar sustancialmente los objetivos comunitarios para 2030, incluyendo un posible incremento en la reducción de emisiones del actual 40% hasta el 55%. Además, el texto sigue sin fijar un año concreto para el cierre de plantas de carbón y nucleares: “Esta nueva versión sigue sin plantear objetivos ni medidas concretas que ni aparecen en el Pniec ni en la versión anterior del anteproyecto de ley y que desde la Fundación Renovables consideramos imprescindibles”, apuntan. En su opinión se continúa sin el compromiso de desarrollar un cambio en la estructura de consumo en origen, hacia un modelo de gestión de la demanda que implicaría, junto a su electrificación, la democratización de la energía, dando protagonismo a la ciudadanía y facilitando la consecución de un sector energético descarbonizado y basado 100% en energías renovables.
En este sentido, tampoco se plantean según la fundación objetivos de penetración de autoconsumo, ni en potencia ni en energía, “los cuales, desde la Fundación Renovables proponemos que deben llegar a aportar el 10% de la demanda de energía final en 2030”. Por otro lado, “el objetivo de penetración de energías renovables en el sistema eléctrico para 2030 pierde valor, al no plantear conjuntamente un objetivo de electrificación del sector energético, para el cual nosotros proponemos que se alcance un 50% para 2030 y así contribuir decisivamente a la reducción de emisiones del sector en su totalidad”, añaden.
Otro aspecto que la Fundación Renovables echa en falta es el protagonismo que debe dar la Ley CCyTE a la actuación en ciudades y en los municipios, a los cuales considera como los motores principales para el cambio del nuevo modelo energético: “La actuación en municipios se reduce en poco más que la obligación de zonas de bajas emisiones para municipios de más de 50.000 habitantes, pero no están presentes en el documento una batería de propuestas para conseguirlo, ni objetivos concretos de reducción del volumen del tráfico o penetración de vehículo eléctrico. Este último carece de objetivos a su desarrollo e implantación. Para ello, la limitación de los vehículos de combustión interna debe ser más ambiciosa, ya que consideramos difícil conseguir en 2050 que nuestro 100% del parque de turismo sea sin emisiones, si se está retrasando la prohibición de venta de estos vehículos contaminantes hasta 2040”.
Por último, creen que falta una definición clara en relación a las medidas de política fiscal activa respecto al consumo de hidrocarburos y a la recaudación en los Presupuestos Generales del Estado, para redistribuir e invertir en la lucha contra el cambio climático y la aceleración de la transición energética. Desde la Fundación Renovables consideran que el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética “es un paso en la dirección adecuada, pero sigue siendo insuficiente ante la emergencia climática, la necesidad de coger velocidad para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y ser la base para la recuperación económica post Covid-19”.
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