En línea 100% con las nuevas exigencias de ahorro y eficiencia energética, así como de reducción de emisiones y residuos en todo el ciclo de vida -tanto de las soluciones como de los propios procesos-, el sector de cerramientos se encuentra inmerso en un proceso de innovación imparable enfocado principalmente en estos momentos a maximizar la sostenibilidad y reducir su impacto medioambiental. Pese a que los fondos europeos y su impulso a la rehabilitación no acaban de provocar el efecto revitalizador deseado, el sector se muestra optimista y confía en que, de cara a 2024-2026, se agilice la concesión de las ayudas y entonces sí pueda apreciarse el esperado tirón.
Podríamos decir que la evolución del sector de cerramientos está siendo, a grandes rasgos, “satisfactoria y complicada al mismo tiempo”. Así definen el momento actual desde Asoven PVC, asociación de ventanas de PVC de España, que perciben esta coyuntura “con agrado y preocupación”, en palabras de su directora, Isabel Larrea. Y es que los factores intrínsecos a la actividad de la construcción que han influido, y aún siguen influyendo, son tantos -y tan volátiles algunos de ellos- que “hacer previsiones es difícil, incluso a corto plazo”, según sostiene el director de la Asociación Española de Fabricantes de Fachadas Ligeras y Ventanas (Asefave), Pablo Martín: “Tras el parón estival, hay muchas incertidumbres que dificultan una proyección para el total de 2023”. No obstante, añade, “de no haber un cambio brusco en el último trimestre, se podría repetir un crecimiento mínimo similar al de 2022, que fue de un 3% en número de unidades respecto a 2021”.
Desde Asefave explican que, si bien se ha relajado, por ejemplo, la tensión en los suministros de materias primas, respecto a la intensidad que se vivió en 2021 o principios de 2022, los precios siguen por encima de los valores que tenían en aquel momento: “Estos efectos se han trasladado al sector, y si en número de unidades el crecimiento entre 2021 y 2022 ha sido del 3%, en facturación el sector ha aumentado en esos mismos 12 meses en torno al 15%. Al final, los precios de materias primas, de energía y la inflación se han acabado reflejando, en parte, en los precios de venta de los productos y sus componentes”, explica Martín.
La estabilización de la demanda, respecto a la “altísima subida” que se produjo tras la pandemia, pero en todo caso al alza en comparación con años anteriores, es la descripción del momento actual del sector realizada desde la Asociación Española de Fabricantes de Ventanas de Madera (Asoma), que no dudan en afirmar que “la madera está en auge y eso se ha reflejado en las solicitudes de presupuesto e información; las perspectivas siguen mejorando mucho respecto a las previsiones que manejábamos”.
Desde las principales asociaciones del sector coinciden en que el sector está viviendo un contexto de mucho potencial, aunque empañado por la influencia de ciertos condicionantes que están ralentizando su correcto desarrollo. Tal es el caso del intenso calendario electoral de 2023, a fecha de hoy sin resolución definitiva en cuanto al Gobierno de España, “sobre todo las inversiones tanto públicas como privadas, se ven ralentizadas hasta que no se acaban de formar los gobiernos y se tienen claras políticas en el ámbito de vivienda e infraestructuras”, como apunta Pablo Martín.
Con los datos oficiales que se van conociendo, la obra nueva residencial sigue en el mismo nivel de estancamiento desde 2021, de manera que “por este lado no se esperan grandes novedades”, según Asefave. Y por lo que respecta a la rehabilitación, “de momento va aguantando”, pero se ha desacelerado el frenesí que se produjo en la segunda mitad de 2020 y todo el 2021. De hecho, según los datos manejados por Asefave, la rehabilitación sigue su ritmo habitual, “sin haber notado de un modo evidente los programas de ayudas de los fondos europeos; de hecho, en el número de visados para rehabilitación de edificios plurifamiliares aparece un descenso desde que se pusieron estas subvenciones a disposición de las comunidades de propietarios. Es un dato que ha de provocar una reflexión sobre la realidad del sector de la rehabilitación en España”.
De acuerdo con las previsiones de Asefave, puede que se dé un efecto de descongestión de cara a 2024-2026 si se agiliza la concesión de las ayudas y entonces sí se note ese tirón. En Asoma sí confirman que se ha percibido un aumento de la demanda para rehabilitación de viviendas: “Esta demanda es la que se esperaba, siguiendo la tendencia que muestra la sociedad en la preocupación por el medio ambiente y la búsqueda de mejores aislamientos y ahorro en calefacción y aire acondicionado. Desde el sector de los cerramientos con madera estamos dando respaldo a estas necesidades, trabajando un producto que cuida el medio ambiente por sus propiedades intrínsecas de la materia prima, a la par que ofrece aislamientos inigualables ofreciendo un gran ahorro energético y confort”, subrayan.
Por su parte, la directora de Asoven PVC se muestra de acuerdo en que el subsector más potente en estos momentos es el de la rehabilitación, “y más concretamente el de la sustitución de las carpinterías, produciéndose un nuevo impulso muy importante que ha contribuido a dinamizar el sector de la carpintería de PVC, al cumplir la totalidad de las exigencias y prestaciones requeridas por los Planes Renove de carpintería en toda España”. De hecho, según los datos de esta asociación, “prácticamente la carpintería de PVC se está colocando en el 50% al 60% de los planes Renove como media en toda España y, con los actuales fondos NX, esta cifra ha subido de forma exponencial”. Pese a ello, Larrea recuerda que los niveles de rehabilitación siguen estando “por debajo de lo que realmente se necesita”.
En el caso de la industria del aluminio aplicada a los cerramientos, el secretario general de la Asociación Española del Aluminio y Tratamientos de Superficie (AEA), Gonzalo de Olabarria, asegura que, “por su muchas características y prestaciones, tiene un papel fundamental en el sector del cerramiento y es, a día de hoy, uno de los de mayor demanda. Industria muy sostenida por el sector de la edificación y, en concreto, la rehabilitación. Además, cumple a la perfección con las nuevas normativas que, cada vez más, exigen unos estándares más altos en cuanto a eficiencia, circularidad y respeto ambiental”.
En opinión de Olabarria, el momento actual ha puesto sobre la mesa varios desafíos para nuestro sector, “algunos de ellos de profundo calado” pero, no obstante, también ve en estos retos “una serie de oportunidades que, si sabemos interpretarlos de esa forma y trabajar en la buena dirección, nos pueden reportar ventajas relevantes”. En este sentido, los más urgentes y de mayor calado, según la AEA, son la sostenibilidad ambiental, la optimización en el consumo de energía y el mantenimiento de las fuentes de suministro. También el de la recuperación económica tras la crisis que dejó tras de sí la pandemia, especialmente en nuestro país. “Ahora, parece que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia se ha puesto en marcha, y esperamos que el aluminio sea uno de los materiales que se contemplen en todo lo relacionado con un futuro más sostenible y eficiente”, recalca el secretario general.
Tras años lanzado en una carrera en busca del producto más eficiente energéticamente, la sostenibilidad es en estos momentos el gran reto en el horizonte del sector de cerramientos: “Ya se da por hecho que los productos son eficientes energéticamente, ahora lo que se exige es que se demuestre que tienen el menor impacto posible en el medioambiental; que al final de su ciclo de vida se puedan reciclar, reusar de forma sencilla y en el mayor porcentaje posible de los materiales empleados; cada vez más, los productos nuevos han de incluir material reciclado”, afirma Pablo Martín. Pero ya no solo los productos en sí han de justificar estos requisitos, “los envases que los contienen o los protegen también se ven obligados a seguir un proceso similar y el fabricante es responsable de la gestión de los residuos de sus envases”, añade el director de Asefave.
En esta misma línea, el secretario general de la AEA afirma que “todos los agentes de la industria de la arquitectura y la edificación debemos reflexionar con mayor profundidad sobre la emergencia ambiental y cómo acelerar en la medida de lo posible nuestras acciones para ayudar a cumplir los objetivos que marca el Pacto Verde Europeo de cara a 2050. Y aquí, el sector de la ventana y la fachada es clave y tiene mucho que decir. Sobre todo, teniendo en cuenta que, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica, alrededor del 55% del parque edificado español es anterior a 1980 y el 21% cuenta con más de 50 años”.
La potencialidad que en este contexto adquieren los procesos de reforma y rehabilitación es extraordinaria y, qué duda cabe, la elección de los materiales más adecuados para ello resulta fundamental. “Esto es imprescindible para hacer un planeta mejor, en el que ningún material acabe en vertedero y que ahorre la máxima energía en toda su vida útil, logrando cero emisiones y no empleando ningún aditivo tóxico ni peligroso; en este sentido, el aluminio es y será un material clave para la economía circular”, argumenta Olabarria.
Desde Asoma, aseguran que en el sector del cerramiento con madera se cuenta con la ventaja de que “es el mejor material, por las propiedades intrínsecas de la materia prima, a la par que ofrece aislamientos inigualables ofreciendo un gran ahorro energético y confort”. Añaden que, a nivel ambiental, es el único material en cuya “fabricación” absorbe carbono en lugar de emitirlo; y a nivel eficiencia energética, es un material que, por su composición molecular y estructura interna, favorece de forma natural el mejor rendimiento térmico y acústico. “Esto, sumado a los beneficios para la salud demostrados por diversos estudios, está haciendo que podamos seguir mejorando cada día ofreciendo un producto de altísimo rendimiento y calidad a la vez que es bueno para el medio ambiente y la salud”, aseguran.
Por otro lado, Gonzalo de Olabarria, de la AEA, recuerda como apunte de gran interés el hecho de que el nuevo modelo que planteó la última actualización del CTE entra a considerar la eficiencia de una edificación a nivel global y no considerando cada uno de los elementos por separado. O lo que es lo mismo, en adelante, cuando se trate de mejorar la eficiencia energética de un edificio y, en general, sus parámetros de respeto medioambiental, “deberemos pensar en un trabajo colaborativo; una contribución global de todos los elementos integrantes de los nuevos proyectos de edificación”.
No hay que perder de vista, en este sentido, que la publicación a finales de año de la nueva Directiva Europea de Eficiencia Energética exigirá más ahorros, así como la reducción de emisiones y se espera un fuerte impulso relacionado con los edificios de emisiones cero en el caso de la obra nueva. Por otro lado, los estados miembros han de cumplir un calendario hasta 2035 para conseguir ir mejorando la clasificación energética de los edificios existentes, de forma que se alcance como mínimo la clase C. “Todo ello es una buena noticia para el sector ya que habrá nuevos programas de rehabilitación y los productos que se incorporen a edificios de obra nueva o existentes han de ser de alta eficiencia energética”, subrayan desde Asefave.
Que los fondos europeos han servido de acicate para incentivar la demanda parece que está claro, “hasta el punto de que en algunas comunidades autónomas se han cerrado los programas antes de tiempo por el elevado número de solicitudes presentadas que sobrepasaban los fondos disponibles”, según Asefave. Sin embargo, la falta de agilidad en su tramitación ha generado desconfianza en técnicos rehabilitadores, fabricantes e instaladores y, “lo que es peor, en los destinatarios finales de las subvenciones: comunidades de propietarios y particulares”.
Al respecto, Isabel Larrea indica que si bien “están siendo un impulso muy importante, se ha producido un efecto indeseable de colapso en la gestión administrativa y está muy atascado por la falta de recursos de las administraciones”. En opinión de la directora de Asoven PVC, “falta personal especializado y están teniendo que gestionar mucho dinero en un plazo muy corto de tiempo, con lo cual, aunque se empiezan a realizar pagos, se va con mucho retraso frente a la expectativa de los que solicitan las subvenciones”.
Con mayor rotundidad aún se manifiestan desde Asoma, donde aseguran que “los fondos Next Generation no han supuesto cambios en el sector del cerramiento con madera; esperamos que pueda llegar a adaptarse a la realidad del mercado y su aplicación sirva como incentivo y llegue a notarse en el sector”.
Más allá de la estimulación que estos fondos pudieran ejercer en el ámbito de la rehabilitación, desde Asefave llevan abogando desde hace años por otras medidas como la creación de un IVA cero (o hiperreducido), de modo que la actividad “no esté sometida a las puntas de demanda cuando se convocan programas de ayudas y la consiguiente fase de valle entre convocatoria y convocatoria”. Por otro lado -añade Pablo Martín-, “se golpea directamente a la economía sumergida que es frecuente en cierto tipo de obras de rehabilitación que suelen realizarse, por su simplicidad, sin proyecto ni técnicos de ejecución de obra”. Hasta ahora, el Ministerio de Hacienda no se ha mostrado favorable a una iniciativa así, “pero con carácter coyuntural, recientemente, se han aplicado medidas similares al precio de la energía o de alimentos esenciales. No damos la batalla por perdida”, agrega el director de Asefave.
Seguir divulgando la importancia de un buen cerramiento y el ahorro económico que supone por la eficiencia que aporta, además de la defensa de un IVA especial para productos que favorezcan la eficiencia energética es la posición mantenida por Asoma y compartida por Asoven PVC. Su directora, Isabel Larrea, esgrime que “las nuevas exigencias a nivel de ahorro energético van en paralelo con lo que reclaman los usuarios finales y las nuevas directivas europeas; este proceso conseguirá edificios con mejores clasificaciones energéticas. Sería muy importante crear un IVA energético reducido para las obras que ahorren energía, eso potenciaría mucho la rehabilitación y ya existe en otros países de Europa”, recuerda.
Apostar por una recuperación de las industrias nacionales, potenciando la circulación de recursos y materias entre nuestras economías, es otra de las medidas importantes a tener en cuenta en opinión de la AEA, para quien también habría que invertir en industrias dedicadas a mejorar el reciclaje de materiales. “Todo ello lograría hacernos menos vulnerables frente a situaciones de dificultad en los abastecimientos, encarecimiento de fuentes de energías fósiles, o tensiones políticas. En definitiva, estaríamos ante un viaje de ida y vuelta de las inversiones y la riqueza, que beneficiaria tanto a los países por separado como al conjunto de la Unión Europea, sumando en favor de la economía circular”.
La investigación e innovación, tanto en nuevos productos como en nuevas aplicaciones de los mismos, es un aspecto inherente al sector de cerramientos, como se pone de manifiesto en cada uno de los certámenes feriales relacionados con su ámbito de actividad: los fabricantes renuevan sus catálogos de productos de forma continuada. Las principales líneas de evolución están enfocadas a “la búsqueda de mejores rendimientos y aislamientos térmicos y acústicos”, como señalan desde Asoma.
Asimismo, en la AEA destacan que la concienciación general con respecto al cuidado medioambiental y la necesidad de alcanzar los objetivos europeos marcados y una economía circular es también más que evidente a todos los niveles: “En particular, la innovación en estos ámbitos se está produciendo en los procesos de fabricación en los que la industria española de transformación es puntera a nivel europeo, incoporando tecnologías 4.0, de reaprovechamiento energético, logística y almacenaje avanzado y el despliegue de instalaciones de autoconsumo. Además, las mejoras en las prestaciones de los productos y sistemas para arquitectura han dado como resultado los importantes avances comentados”, explican.
Por otro lado, la digitalización ya se observa como una coordenada imparable, ya que va ligada al uso de los productos, y no solo a nivel particular, sino en el conjunto del edificio o de la vivienda. “De momento su implantación es lenta -asevera Pablo Martín, de Asefave-, pero a medida que se popularice y sea más económica, será una característica estándar en muchos de nuestros productos”.
De igual modo, en Asoma confirman cómo la digitalización “sigue entrando fuerte en nuestras fábricas, mejorando los procesos, ahorrando tiempos de fabricación, aumentando rendimientos y facilitando el ajustarnos cada vez más a las necesidades mas particulares de los clientes. Estamos más que nunca conectados con nuestros clientes y sus necesidades, y con maquinaria y procesos que facilitan alcanzar en muy buenos tiempos esas necesidades”.
Por lo que se refiere a la industrialización, se ve como solución a los problemas de falta de mano de obra, especialmente en la ejecución. Pero tampoco es una fórmula mágica, apostilla el director de Asefave. “Para que la construcción industrializada ofrezca todo su potencial, hay que cambiar el enfoque por parte de muchos intervinientes (promotores, constructores, técnicos de proyecto y de ejecución de obra) respecto al modelo tradicional de construcción, no solo por parte de los fabricantes”.
En definitiva, la evolución del sector de cerramientos, a corto y medio plazo, ofrece un futuro prometedor, como resume Isabel Larrea, de Asoven PVC. “Pero hacen falta políticas de valoración y potenciación de ayudas al ahorro energético y a las políticas de economía circular más concretas y medibles. Estos cambios aportaran dinamismo a las carpinterías que favorecen la eficiencia energética, como lo es la de PVC, con profesionalización, y siempre en la vía de la calidad y la innovación”.
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Este artículo completo aparece publicado en el nº 589 de CIC, págs. 72-75.
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