Salas de espera aburridas o pintadas con colores que fomentan la ansiedad de los allí presentes; mesas de consulta rectangulares que “enfrentan” y fomentan la relación jerárquica entre médico y paciente; habitaciones dobles de hospital sin luz natural, mal distribuidas y que no permiten la intimidad de las personas ingresadas; espacios ruidosos sin el correspondiente aislamiento acústico… En definitiva, entornos sanitarios muchas veces estresantes e incluso hostiles para los usuarios.
Todos estos son ejemplos de un diseño proyectual que cumple criterios funcionales, estéticos o económicos, pero que en muchas ocasiones deja de lado el bienestar de los usuarios de dichos espacios sanitarios y sociosanitarios, ya sean pacientes, acompañantes o los trabajadores.
Ante esto se están desarrollando conceptos como la “humanización arquitectónica”, un término que hoy en día es foco de debate en el sector y que engloba tanto el espacio construido como la operativa médica y que debe entenderse como la arquitectura que considera desde su concepción el bienestar de las personas.
Frente a este desfavorable escenario y considerando la creciente evidencia científica vinculada a los efectos que tiene el entorno físico sobre el bienestar de las personas, PMMT Arquitectura –empresa que lleva más de 25 años diseñando y construyendo equipamientos sanitarios en distintos continentes aplicando una metodología propia e innovadora– ha editado la guía ‘Humanización de la arquitectura sanitaria: Una guía de diseño para el bienestar’.
Presentada este martes, 17 de octubre, en Barcelona por los dos codirectores y socios fundadores de PMMT, Patricio Martínez y Maximià Torruella, la guía es una rigurosa investigación documental que busca identificar aquellos elementos de diseño que provocan situaciones más o menos confortables para las personas en los ambientes hospitalarios.
Además de esta identificación, ordena el conocimiento existente sobre humanización arquitectónica y, en tercer lugar, expone las necesidades para el bienestar de los usuarios a través de lo que definen como la “Triada de la Humanización arquitectónica” formada por los conceptos de Conexión, Empatía y Dignidad.
Tal como apuntó Patricio Martínez, arquitecto y codirector de PMMT Arquitectura, “la atención médica originalmente velaba por el cuidado de los enfermos, a partir del siglo XX el diseño de estas infraestructuras se ha centrado en la cura de enfermedades, olvidando muchas veces la relevancia de diseñar considerando la experiencia de sus usuarios”. Martínez también señaló que “la arquitectura no puede curar, pero si recuperamos su humanización sí que puede cuidar a pacientes, familiares y profesionales”.
Martínez también añadió que “humanizar los entornos sanitarios y sociosanitarios tiene especial relevancia al tratarse de recintos con una fuerte carga emocional, donde los pacientes, generalmente, no están en un estado de salud óptimo o donde se dan momentos muy significativos de nuestras vidas y de la de nuestros seres queridos”.
La bibliografía utilizada para la creación del libro ha incluido artículos y libros sobre arquitectura, psicología, neuroarquitectura, arte y teoría del color. También incluye estudios sobre los efectos del entorno físico en el comportamiento y emociones humanas ya que “como exponemos en el libro, la 3 arquitectura humanizada va más allá de lo netamente funcional y normativo, aportando un valor añadido a los proyectos y a sus usuarios”, señala Martínez.
La “Triada de la Humanización Arquitectónica” desarrolla tres necesidades: Conexión, Empatía y Dignidad. Tres requerimientos para el bienestar que se representan en un triángulo equilátero. Tal como apunta Maximià Torruella, arquitecto y codirector de PMMT, “ninguna de las tres necesidades es más relevante que la otra. Se deben integrar estrategias de diseño que atiendan en igual medida a la conexión, la empatía y la dignidad para garantizar la humanización arquitectónica en los espacios sanitarios”.
La conexión se refiere al vínculo que establecemos entre nuestro cuerpo y el entorno a través del espacio construido, lo que es fundamental para la creación de arquitectura sanitaria capaz de mejorar la experiencia de sus usuarios. La conexión aborda tres partes: sentidos, biofilia y ciclo circadiano. En cuanto a los sentidos, la arquitectura humanizada debe ir más allá del sentido de la visión incorporando la audición, el olfato, el tacto y la termorrecepción.
Por su parte, la biofilia debe incorporarse en los espacios para el bienestar de los usuarios, ya que los seres humanos tenemos la necesidad ontológica de relacionarnos con la naturaleza. Como último punto de la conexión, la luz natural dicta nuestro ciclo circadiano y es beneficiosa para nuestra salud, por lo que es importante tener acceso a ella en los espacios interiores.
La empatía es el segundo requerimiento de la triada de la humanización arquitectónica. Las infraestructuras sanitarias son el escenario de muchas situaciones que provocan un alto nivel de estrés en pacientes, acompañantes y trabajadores. Proyectar con empatía es una forma de aminorar el estrés que suelen vivir los usuarios de equipamientos sanitarios y sociosanitarios, para lo cual se debe proyectar teniendo en cuenta sus emociones.
Una estrategia para conseguirlo es imaginar cómo habitarán los espacios las personas para quienes diseñamos, algo que en teoría podría parecer bastante simple, pero que requiere de un buen entendimiento del programa arquitectónico y de una especial sensibilidad sobre las emociones humanas.
Para Maximià Torruella ,“diseñar espacios sanitarios y sociosanitarios con empatía debe considerar estrategias para paliar sentimientos y emociones negativos como la ansiedad, la soledad, el desapego, la tristeza o el aburrimiento, que son muy comunes en estos entornos”.
El tercer vértice del triángulo lo representa la dignidad; que es un valor inherente a todos los seres humanos, sin importar sus características y circunstancias. No obstante, ésta se vulnera a menudo en los espacios sanitarios. Desde PMMT Arquitectura clasifican en la guía las estrategias de diseño que velan por la dignidad de las personas en tres categorías: privacidad, comunicación e inclusión.
La privacidad del cuerpo y la psique de los pacientes se ve expuesta en equipamientos sanitarios, donde éste debe exponerse al médico. El libro destaca que la privacidad no solo es importante en las consultas, sino también en espacios comunes. La comunicación favorece que el paciente entienda mejor su situación 4 de salud y pueda orientarse por el espacio; e incluso la configuración del espacio puede eliminar aquello que el provoque intimidación y confusión.
Por último, la inclusión en la arquitectura humanizada fomenta la igualdad de las personas en los espacios, considerando la diversidad humana y la existencia de grupos minoritarios, además de atender a las necesidades de las personas con diversidad funcional y cognitiva incorporando estrategias de accesibilidad universal en el diseño.
Para los autores, el libro ‘Humanización de la arquitectura sanitaria: Una guía de diseño para el bienestar’ podría convertirse en un material de suma utilidad para estudiantes de arquitectura o profesionales del sector, ya que hoy en día hay poca bibliografía que aborde esta temática, menos aún en castellano.
Si bien el libro se enfoca en la humanización de los entornos sanitarios, el conocimiento que se expone en él podría ser extrapolable a otras tipologías edificatorias. Tal como señala Patricio Martínez, “al integrar estrategias de diseño humanizado en diferentes tipos de edificios se podría beneficiar a muchas personas, mejorando su sensación de bienestar y, a la larga, su calidad de vida”. Para Martínez “el contenido del libro y la aplicación de sus recomendaciones podría generar un impacto social”.
Por último, Maximià Torruella explicó que “a pesar de que la humanización de los espacios es importante para nuestra experiencia, no es algo que suela ser priorizado en la formación del arquitecto. Este libro puede aportar un cambio de paradigma”.
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