El despacho BAAS Arquitectura, dirigido por Jordi Badia, ha sido el encargado de proyectar este edificio de oficinas ubicado en el dinámico barrio del Poblenou, en Barcelona, que nace con la voluntad de dar continuidad a la manzana, de dialogar con el entorno tradicional ya preexistente y de generar un espacio urbano de calidad.
Para ello, apuesta por la morfología de la arquitectura tradicional, incluso conserva la chimenea original de la antigua fábrica que fue antaño, con la proporción vertical de los balcones, las molduras y las cornisas, con un lenguaje y color que encaja en el contexto de manera natural, pero de un modo contemporáneo y sin renunciar a su personalidad.
El acceso al edificio se sitúa en una esquina en la que se ha mantenido el característico chaflán de l’Eixample que, en Poblenou, está desapareciendo. Al entrar, se encuentra un porche que llega hasta el vestíbulo donde hay vacío que perfora el edificio transversalmente.
En el volumen principal, se dibuja una sección escalonada para que el impacto de las 8 plantas sea mínimo desde la vista en la calle, provocando que la luz entre con más facilidad a todas las oficinas, que cuentan con terrazas de gran tamaño como espacios públicos de descanso y de ocio para sus usuarios. En la planta subterránea, se encuentra un aparcamiento para coches, bicicletas y patinetes con un patio inglés que sirve de ventilación.
La fachada del edificio transmite calidez, gracias a que se ha trabajado con material cerámico, concretamente, ladrillo ecomanual. El sistema de fachada empleado en la planta baja corresponde a la serie Wictec 50 de Wicona, una sofisticada solución de montantes y travesaños con una amplia gama de variantes que se adaptan a todo tipo de exigencias constructivas.
Además, para otorgar mayor calidez en esta zona, se ha combinado Wictec 50 con el muro cortina Wictec 50A, con una apariencia idéntica al muro cortina convencional por el exterior y un acabado madera en el interior. Ambos modelos cuentan con elevadas prestaciones y, gracias a su adaptabilidad a cada tipo de proyecto, logran, en este caso, que, junto con el uso de cerámica, que las oficinas recuerden a los tradicionales edificios industriales del Poblenou integrándose completamente en el barrio.
“El proyecto se sitúa en el Poblenou, un barrio en constante transformación urbanística que ha ido acompañada de una nueva arquitectura de edificios singulares dispersos, incapaces de dialogar con el entorno tradicional preexistente. este edificio de oficinas nace con la voluntad de dar continuidad a la manzana, de dialogar con las preexistencias y de generar espacio urbano de calidad”, señalan desde BAAS Arquitectura.
Para el resto de plantas, se han empleado ventanas Wicline 65 evo de hoja oculta que han proporcionado la estética y el aislamiento acústico requeridos, además de ganar en luz natural, un factor imprescindible para edificios de oficinas como este. En el pabellón, se han empleado las ventanas Wicline 75 evo debido a los requerimientos arquitectónicos ya se debía incorporar ventanas de 3 metros de alto con un peso de 250 kg por hoja.
Tanto en el pabellón como en las plantas bajas se han instalado las puertas pivotantes de eje desplazado Wicstyle 65 evo, en línea con la serie de ventanas Wicline. Todos los sistemas de carpintería Wicona están lacados clase 2 en color Inox. Anódico, de bajo impacto medioambiental, confiriendo un acabado metálico que combina a la perfección con la estética final del edificio.
En este edificio de oficinas se han utilizado materiales económicos y técnicas tradicionales, que han permitido dotarlo de un gran valor y de una serie de ventajas: a nivel energético, al disponer de un comportamiento termodinámico más eficiente gracias a los muros de un metro de grosor y a la ventilación natural; a nivel de materiales, al trabajar con productos de km0 de artesanos locales; y a nivel de costes, con un abaratamiento del precio final de la construcción.
Esto, unido a las soluciones Wicona empleadas, fabricadas con aluminio reciclado posconsumo Hydro Circal 75R con una media de 2,3 kg de CO2 por kg de aluminio - lo que significa una drástica reducción de la huella de carbono de la producción de aluminio, si lo comparamos con la media europea, que ronda el 8,6 kg de CO2 por kg de aluminio - , ha contribuido a que las oficinas cuenten con la certificación de sostenibilidad LEED Gold (Leadership in Energy & Environmental Design) al cumplir con los estándares más exigentes de medio ambiente, eficiencia energética y sostenibilidad.
El proyecto, denominado Balin, forma parte del programa Hazitek de la agencia vasca de desarrollo empresarial SPRI, del Gobierno vasco.
“Tenemos que ser exigentes y pedirle a la Administración que nos dé garantías. Y la garantía puede ser en forma de certificado de sostenibilidad, seguro trienal u otra que valide la propia Administración”, afirma el presidente de Cepco.
Una solución a este desafío es la climatización adiabática, que consiste en el proceso natural de enfriamiento mediante la evaporación del agua.
A diferencia del ladrillo tradicional, presenta unas dimensiones de 236 x 100 x 119 mm (largo x ancho x alto), lo que hace que se disminuya en un 49% el mortero presente en el paño cara vista.
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