Casi todo el mundo ha oído hablar de cambio climático y emisiones de carbono como algo contra lo que hay que luchar lo antes posible para preservar el planeta, o al menos nuestra vida en él. Las emisiones de CO2, anhídrido carbónico o simplemente carbono son una parte muy importante del problema, aunque no la única, ya que causan el calentamiento del planeta y sus problemas asociados. En consecuencia, deben reducirse progresivamente hasta eliminarse por completo. En realidad, nunca se van a eliminar, si bien habrá que pagar por ellas para fomentar su compensación con acciones de captación de este carbono.
De momento, en su búsqueda de edificios de consumo casi nulo, el CTE solo apunta a la vida útil del edificio, o sea, a la operación del edificio y no a las emisiones derivadas de sus materiales, o también llamado carbono incorporado
Los acuerdos internacionales sobre el cambio climático se acaban plasmando en directivas europeas, que a su vez derivan en reglamentaciones y leyes nacionales, cuyo cumplimiento no es objeto de opinión sino obligatorio. En este sentido, el Código Técnico de la Edificación (CTE), en sus sucesivas revisiones, va incorporando criterios de sostenibilidad en cumplimiento de las correspondientes directivas europeas, que hasta la fecha se han plasmado en exigencias de índole energética esencialmente.
El actual CTE (2019) cumple con los requisitos de la directiva europea 2010, sin embargo, los acuerdos de París (2015) establecen el objetivo de reducción total de emisiones para 2050, que la Unión Europea ha asumido como propio en su Acción por el Clima y Pacto Verde Europeo. No obstante, hasta junio de 2021 no habrá nuevos instrumentos para el cumplimiento de los objetivos 2030 y 2050. España, como país perteneciente a la UE, deberá incorporar progresivamente en sus reglamentos los requisitos necesarios apara conseguir el objetivo de descarbonización total en 2050.
En el sector de la construcción se producen emisiones de CO2 por dos motivos: construcción (y futura demolición) y vida útil del edificio. De momento, en su búsqueda de edificios de consumo casi nulo, el CTE solo apunta a la vida útil del edificio, o sea, a la operación del edificio (carbono operativo = operational carbon) y no a las emisiones derivadas de sus materiales, o también llamado carbono incorporado (embodied carbon). De modo que cuando la construcción alcance el objetivo de los edificios cero energía, solo habremos hecho la mitad del camino.
Ante esta perspectiva, hay que empezar a considerar que, para cuando el CTE incorpore nuevas obligaciones, puede ser demasiado tarde para que la industria reaccione a tiempo, por lo que la anticipación es en esto esencial. De hecho, ya existen muchas empresas que han iniciado el camino con lo que se conoce Declaración Ambiental de Producto (DAP) o en su versión en inglés Environmental Product Declaration (EPD). En la página del CTE se ha creado un registro para las declaraciones ambientales de producto, en la que solo figuran los procedimientos para su obtención de cementos y productos largos de acero, si bien otras empresas han elaborado sus DAP en función de normas internacionales para poder competir fuera de España.
Construir con altas emisiones se va a volver muy caro, por lo que la industria va a buscar progresivamente reducir el impacto de sus productos con objeto de competir en un mercado que va a cambiar radicalmente
Una DAP es un documento o informe normalizado que proporciona información cuantificada y verificable sobre el desempeño ambiental (incluyendo la huella de carbono) de un producto, un material o un servicio. Estas herramientas se utilizan para valorar el impacto ambiental a lo largo del ciclo de vida de productos de conformidad con la Norma Internacional UNE-EN ISO 14025. En el futuro será imprescindible contar con estos documentos para calcular la huella de carbono del edificio, que está dentro de lo que se llama Análisis del Ciclo de Vida (ACV), o en inglés Life Cycle Assesment (LCA), y que más tarde o más temprano será un documento obligatorio de proyecto.
Llegados a este punto cabe preguntarse si en el futuro se va a poder seguir construyendo con los mismos materiales de ahora o esto supondrá una revolución radical en el modo de construir. La respuesta es simple: construir con altas emisiones se va a volver muy caro, por lo que la industria va a buscar progresivamente reducir el impacto de sus productos con objeto de competir en un mercado que va a cambiar radicalmente. Igualmente, veremos en los próximos años un impulso en la investigación de materiales y sistemas bajos en carbono, en el nuevo escenario de la competición por reducir las emisiones de carbono.
Si bien el CTE no obliga a analizar las emisiones de los materiales, existen certificaciones “verdes” voluntarias que sí tienen en cuenta estas emisiones, tales como Leed, Breeam, Passivhaus, Verde, etc. Hay que señalar que ninguna de las citadas es garantía, por el momento, de que un edificio sea cero energía, ni tampoco cero carbono. Sin embargo, son un buen inicio para que el sector se ponga en camino para cuando vengan las obligaciones ineludibles.
El Green Building Council de Canadá (CaGBC), que además es la entidad certificadora de Leed en ese país, es quizá el primero en haber dado el paso de crear una certificación cero carbono, que ya han obtenido varios edificios canadienses. Al ser pioneros en este aspecto, conviene echar un vistazo a algún ejemplo de edificio que ha conseguido la certificación cero carbono.
Antes que nada, el CaGBC tiene dos niveles de certificación cero carbono: en proyecto (design) y en servicio (performance), y no se puede conseguir la segunda sin la primera. De este modo se asume que un buen proyecto no garantiza per se las prestaciones finales del edificio sino que, una vez construido, éste lleva una puesta a punto hasta conseguir que todos los sistemas rinden como estaba previsto en proyecto, tarea nada despreciable que puede llevar varios años.
El edificio Joyce Centre for Partnership & Innovation en el Mohawk College (2018), en Hamilton, Ontario, es uno de los primeros edificios en conseguir las certificaciones cero carbono en proyecto y en servicio (www.cagbc.org). Es de uso educativo, y una de sus estrategias fundamentales es una gran instalación fotovoltaica en cubierta. Utiliza además una instalación adicional en edificios anexos, lo que le permite ser excedentario en energía y compensar así la huella de carbono de sus materiales. No utiliza gas, todo es eléctrico y el acondicionamiento se consigue con bombas de calor geotérmicas que funcionan con alto COP. El uso de bambú en acabados interiores permite igualmente reducciones en la huella de carbono.
---
Este artículo aparece publicado en el nº 568 de CIC, págs. 20 a 22.
El RCP incluye reglas armonizadas sobre cómo expresar el comportamiento ambiental de los productos de construcción a lo largo de su ciclo de vida y con el despliegue del pasaporte digital de producto (DPP) para los productos de construcción.
“España necesita un marco normativo que esté a la altura de los desafíos actuales. En 2025, nuestra prioridad será promover la integración de medidas contra el fuego en las Inspecciones Técnicas de Edificios", afirma Andrés Pedreira, director del OBS.
En este proceso se han reciclado 27 toneladas de vidrio obsoleto, que han sido retiradas y que continuarán su proceso de valorización en su fábrica de vidrio float en Avilés. Posteriormente, se reintroducirán en el proceso productivo.
El informe, titulado 'El sector de la construcción y las TIC 2023', pone en valor el esfuerzo del tejido empresarial para proporcionar formación en tecnologías de la información y comunicación y aumentar la contratación de especialistas.
El lavabo, al estar sostenido por un pilar, genera sensación de fluidez visual, lo que hace que la estancia se vea más amplia y liviana, explica la marca.
Este movimiento lo concreta en dos colecciones principales: Silk y Horizon, diseñadas para aportar calidad, durabilidad y armonía en los espacios.
Su espacio expositivo de 900 metros cuadrados, explica la marca en un comunicado, maximiza la experiencia del cliente y ofrece un servicio premium. Asimismo, la colección ESSENCE está diseñada por Héctor Ruiz Velázquez.
“Hay un consenso social de la necesidad de construir viviendas en España. Hay un desajuste entre oferta y demanda, lo que dispara los precios y dificulta el acceso a la vivienda, sobre todo a los más jóvenes”, afirma Alan Svaiter, presidente de Oficemen.
“Su compromiso con el trabajo en equipo y su enfoque colaborativo son pilares fundamentales para nuestra compañía. Estamos convencidos de que tanto Borja como Illán aportarán un valor excepcional a nuestra compañía”, ha asegurado Gonzalo Causin.
Comentarios