Dos años después de su revisión y actualización, la Norma UNE 100030, que establece el marco de prevención y control de la legionela ha demostrado que su reforma era necesaria para ajustarse a los avances técnicos registrados en los equipos de enfriamiento evaporativo –torres de refrigeración y condensadores-.
El grupo de fabricantes de equipos de enfriamiento evaporativo de la Asociación Española del Frío y sus Tecnologías (Aefyt) colaboró en la revisión de la norma, que vio la luz en 2017. La reforma no solo estuvo centrada en la incorporación de todas las instalaciones susceptibles de desarrollar legionela, así como en la mejora de los aspectos centrados en la prevención y control de la bacteria, sino también en otros puntos como en la importancia de la formación y solvencia técnica del personal titular de la instalación.
Su revisión avanzó esencialmente en la clasificación de los equipos de riesgo y en la previsión de los protocolos de detección de la bacteria, aspectos en los que, a lo largo de estos meses, se han registrado los principales avances.
A raíz de su revisión se ampliaron las instalaciones contempladas por la Norma UNE como de riesgo: agua fría de consumo (AFC), agua caliente sanitaria (ACS), torres de refrigeración y condensadores evaporativos, humidificadores, centrales humidificadores y enfriadores evaporativos, agua climatizada con agitación constante (spas y bañeras hidromasaje), fuentes ornamentales y riego urbano por aspersión, nebulizadores y otras (por ejemplo, lavado de vehículos).
Como consecuencia, las inspecciones llevadas a cabo por las autoridades sanitarias, así como las investigaciones de carácter ambiental y epidemiológico, realizadas con motivo de la detección de casos de legionela, se han extendido a todos estos equipos, abriéndose nuevos campos en lo que a la investigación de los factores condicionantes y epidemiológicos que provocan dichos casos se refiere.
Incremento de la seguridad
Esta extensa lista de instalaciones en las que la bacteria es capaz de proliferar y extenderse, permite, además, dotar a la norma de una clasificación exhaustiva, más allá de la clásica división entre equipos de alto o bajo riesgo, carente de rigor científico.
Además, se han incorporado instalaciones que, según la experiencia de los últimos años, han sido causantes de algunos de los brotes más dañinos en España. Asimismo, el hecho de incluir, por primera vez, en la norma como equipos susceptibles al control los humidificadores usados en terrazas y bares, aporta mayor seguridad a los ciudadanos.
Mejora de los protocolos de actuación
La reforma de la norma incidió sobre todo en aspectos directamente relacionados con la prevención, detección y actuación frente a la legionela, acciones que, en su conjunto, han redundado en un incremento de la seguridad. En este sentido, se insistió en todo lo relativo a la toma y transporte de muestras, ensayos microbiológicos y fisioquímicos, métodos alternativos al cultivo para la detección y cuantificación de la legionela en las muestras, y la generación de informes.
Las rápidas técnicas de detección de la legionela han permitido obtener los datos con gran inmediatez -apenas dos horas- y actuar en consecuencia. Se ha incrementado la seguridad socio-sanitaria y se han reducido los gastos, en la medida que, al poder iniciarse los tratamientos desinfectantes con mayor rapidez, ya no es necesario clausurar la torre.
Otras mejoras
Por último, la actualización de la norma permitió eliminar la obligatoriedad de una distancia mínima entre el lugar en el que se ubican los equipos y los seres humanos, a cambio del desarrollo de instalaciones más completas, dotadas de separadores de gotas, que incrementan la seguridad.
Asimismo, los niveles de legionela para comenzar a realizar acciones, según la nueva norma, se sitúan ahora en 1.000 UFC/l, frente a las 100 UFC/l de la anterior, un nivel muy común en cualquier acumulación de agua, que obligaba a hacer muchas actuaciones innecesarias. “Esta medida es positiva, ya que permite realizar actuaciones justificadas cuando se produce un incremento anormal de la presencia de bacterias en el equipo”, concluyen fuentes de Aefyt.
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