La mejora de nuestros edificios es algo que llevamos promoviendo y reclamando muchos años conscientes de los múltiples beneficios que puede proporcionar para nuestra economía, para la generación de empleo, la reducción de la demanda energética y de las emisiones del sector y para proporcionar confort y garantizar la salud de las personas. Las razones no son pocas, ni de poco peso, y las hemos argumentado con numerosos estudios y propuestas como la del pasaporte energético, utilizada en otros países con un gran éxito.
Dentro del fondo Next Generation existen diferentes programas, siendo el principal el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia, dotado con 672.000 M€
A pesar de todo ello, el ritmo de rehabilitación alcanzado con nuestros edificios ha sido insuficiente. Seguimos por debajo de las tasas de otros países y, sobre todo, seguimos lejos de un ritmo que permita alcanzar la neutralidad en carbono del sector de aquí a 2050. Probablemente parte de la “culpa” la tengan las barreras normativas, sociales y económicas que están detrás del bajo ritmo de mantenimiento y renovación de nuestros edificios. Estas barreras han sido objeto de análisis de numerosos expertos y no es la primera vez que nos hemos preguntado: ¿Cómo financiar las actuaciones? ¿Qué mecanismos financieros pueden incentivar la demanda de la ciudadanía? ¿Cómo se puede hacer viable la rehabilitación de 300.000 viviendas al año? La “falta de financiación”, por tanto, se ha situado por méritos propios como la causa más determinante para que la rehabilitación de edificios se acercara a una velocidad de crucero que contribuyese de forma decidida a los objetivos de lucha contra el cambio climático, a la mejora de la economía y al bienestar social.
Esta situación puede y debe cambiar
Pero esta situación puede y debe cambiar. La reciente crisis provocada por el Covid-19 ha motivado una respuesta sin precedentes por parte de la Unión Europea al aprobar el fondo ‘Next Generation’ de 750.000 M€ para ayudar a los países a afrontar la crisis sanitaria y económica provocadas por la pandemia, fondo que se suma al Marco Financiero Plurianual de la UE. Y los planes de la UE son muy claros: el 37% de todo este presupuesto deberá destinarse a inversiones verdes, inversiones como la que necesita la “Renovation Wave”, un programa que pretende duplicar la actual tasa de rehabilitación de los edificios y alcanzar la deseada velocidad de crucero. La Agenda de París y el objetivo de descarbonización de nuestra economía de aquí a 2050 serán un eje primordial para la utilización de los fondos europeos.
Tomando por válidas las estimaciones de la ERESSE y la previsión de llegada de subvenciones europeas hasta 2024, la propuesta de rehabilitar 1,2 M de viviendas se podría acortar y hacerse en mitad de tiempo si se creasen los mecanismos adecuados
Dentro del fondo Next Generation existen diferentes programas, siendo el principal el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia, dotado con 672.000 M€. Para optar a él los estados miembros tienen que presentar planes de inversiones que generen las bases para su utilización durante el periodo 2021-2026, si bien estos fondos se entregarán entre 2021-24. Por ello, el Gobierno de España ha presentado el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a la UE, que servirá para que las empresas puedan comenzar a presentar proyectos susceptibles de recibir apoyo a comienzos de 2021.
Como se sabe, el fondo se articulará tanto a través de préstamos como a través de subvenciones directas (312.500 M€ se distribuirán a los países en formato de subvención, de las cuales unas 58,2 para España). Estamos ante un momento clave en el que el sector de la edificación debe dar un paso al frente y exponer por qué debe liderar la recuperación verde y porqué el sector debe ser el pilar fundamental del Plan de Recuperación. Diferentes voces y agentes estamos tratando de explicar por qué rehabilitar nuestros edificios es el futuro. Razones no nos faltan para demostrarlo. Por poner en valor algunas cifras, y considerando que el 37% debe destinarse a “inversión verde” y que los edificios representan el 32% de las emisiones en España, sería lógico pensar que cerca de 7.000 M€ podrían llegar a España en subvenciones hasta 2024 para fomentar la rehabilitación energética en profundidad del parque existente.
Por otro lado, documentos de referencia presentados a Europa como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y la Estrategia a Largo Plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación en España (ERESEE 2020), la mejor valorada por la Comisión Europea, contemplan que a lo largo de la década se rehabilite la envolvente térmica de 1,2 millones de viviendas y las instalaciones térmicas de 3 millones de viviendas. Se calcula que alcanzar estas cifras permitiría generar una media anual de 51.200 empleos, movilizar una inversión público-privada (25%-75%) de más de 27.000 millones de euros y ahorrar más de 7.200 millones de euros en nuestras facturas de la energía.
Capacidad para generar empleo, movilizar inversiones, reducir la demanda energética del país y evitar la emisión de gases de efecto invernadero son beneficios claros e inmediatos y razones suficientes, por sí mismas, para impulsar la rehabilitación como motor principal. Hacer realidad estas cifras, e incluso superarlas, es posible si se impulsa de verdad la mencionada “Renovation Wave”. Para ello, es necesario movilizar y utilizar los fondos europeos, aunar los recursos existentes, para que sirvan de impulsores para los proyectos e inversiones privadas que generan múltiples beneficios económicos, ambientales y sociales.
Por tanto, tomando por válidas las estimaciones de la ERESSE y la previsión de llegada de subvenciones europeas hasta 2024, la propuesta de rehabilitar 1,2 M de viviendas se podría acortar y hacerse en mitad de tiempo si se creasen los mecanismos adecuados, tanto de programas como de medidas de acompañamiento, y a razón de cerca de 250.000 viviendas/año. Una inyección vital para el sector.
Animamos a seguir el ejemplo de otros países que se han adelantado en la elaboración de sus planes. Sin ir más lejos Francia ha centrado su plan en tres pilares: la cohesión social y territorial, la competitividad y la transición ecológica
Por otro lado, el planeta tampoco se puede permitir esperar. Los edificios son responsables del 40% del consumo de energía final en Europa y de cerca de un tercio de las emisiones de CO2 del continente. No conceder la prioridad al sector, malgastar los fondos o infrautilizarlos, no se entendería, máxime si además añadimos otras razones, menos tangibles, pero no por ello menos importantes, como el potencial de la rehabilitación para mejorar la calidad de vida, prevenir las situaciones de pobreza energética, corregir las desigualdades o proteger nuestra salud.
Y animamos a seguir el ejemplo de otros países que se han adelantado en la elaboración de sus planes. Sin ir más lejos Francia ha centrado su plan en tres pilares: la cohesión social y territorial, la competitividad y la transición ecológica, siendo una de las medidas principales la renovación energética de los edificios públicos, privados, incluyendo las viviendas sociales. No nos podemos permitir dejar pasar esta oportunidad de liderar la recuperación y la transición ecológica. Estamos ante la oportunidad de superar las barreras que han impedido durante muchos años alcanzar los niveles deseados para la mejora de la eficiencia energética de nuestro parque de edificios. Reclamamos abiertamente, por todas las razones expuestas, que el sector de la rehabilitación y la eficiencia energética de los edificios sean la base del Plan de Recuperación del país.
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