Fundada en Bélgica hace más de ocho décadas, Deceuninck pronto supo ver la importancia y el calado de la sostenibilidad en el tejido social, asumiéndola enseguida como uno de los principales pilares de la compañía. Sus productos expresan por sí mismos la prematura vocación de la empresa por este valor y son el resultado tangible y adquirible del mismo.
Así, todo aquello que Deceuninck fabrica es 100% reciclable -de hecho, fue una de las primeras empresas de su sector que apostaron por la economía circular-, y en sus procesos de producción -que priorizan la eficiencia energética y el mínimo gasto de agua posible- intervienen cada vez en mayor medida las energías renovables.
Desde la firma explican que, a consecuencia de la pandemia, mucha gente se ha replanteado la importancia de vivir -y ahora también de trabajar- en hogares más confortables. Deceuninck ha percibido una creciente sensibilidad hacia todo lo que tiene que ver con el leitmotiv de la compañía: ahorro energético, el reciclaje o la necesidad de minimizar las emisiones de CO2.
“Ello ha disparado la demanda de sistemas de alta eficiencia energética en el hogar, lo que en consecuencia impacta de manera muy positiva en los sectores de la reforma y el cerramiento, actualmente al alza”, explican.
Deceuninck señala un vínculo entre la rehabilitación energética de una vivienda y la actividad creciente del sector del cerramiento, aunque, también apunta que en nuestro país aún existe margen de mejora y sería conveniente abordar el tema con mayor ambición: “Desde el punto de vista del usuario, cambiar aquellos cerramientos que no ofrecen un aislamiento óptimo es una inversión que se recupera pronto y, además, socialmente responsable. Por parte de las compañías del sector constructivo, tiene que haber mayor concienciación e inversión en materiales cada vez más sostenibles y adaptados para este fin. Asimismo, la administración pública ha de incentivar y generar más ayudas económicas”, explica Giorgio Grillo, director general de Deceuninck.
Las ventanas son la parte transparente de la fachada de un edificio, un elemento constructivo que, por su relevancia, debe ofrecer unos niveles mínimos de transmitancia térmica. Si los cerramientos no son los adecuados, la vivienda no conseguirá el nivel de estanquidad requerido y consecuentemente no obtendrá el certificado de edificio de consumo casi nulo (también conocidas con las siglas EECN).
Los EECN se caracterizan por no tener prácticamente gasto energético y ser, consecuentemente, mucho más eficientes. “Unos cerramientos de calidad evitan la pérdida de calor interno y los cambios de temperatura por la acción de agentes externos, y son una de las diversas medidas a las que una vivienda puede recurrir para conseguir la calificación ECCN”, añaden.
Actualmente, Deceuninck asume todo tipo de proyectos para prescriptores profesionales, a los que brinda soporte técnico a medida. Y es que el savoir faire que vertebra la trayectoria de la empresa desde hace ocho décadas se traduce en el desarrollo de productos muy duraderos, fáciles de instalar y de mantener, poseedores de un diseño atemporal y orientados a aportar innovadoras soluciones aislantes para ventanas y puertas, techos y revestimientos, tanto interiores como exteriores.
Dentro de la variedad de materiales, prestaciones, colores y acabados, la característica común a todos ellos, “aquella que verdaderamente diferencia a Deceuninck y lo posiciona en el mercado, es su mínimo impacto ecológico: pueden ser totalmente reciclados al final de su ciclo de vida. En suma, Deceuninck centra sus esfuerzos de innovación en alcanzar el máximo aislamiento con el menor uso posible de materiales”.
Respecto a la durabilidad media de estos productos, en el caso de las ventanas de PVC la vida útil estimada es de 35 años, siempre y cuando se realice un mantenimiento riguroso de todos sus elementos.
Por ejemplo, limpiar adecuadamente los perfiles o regular los herrajes son trabajos que evitan que las ventanas se desencajen y pierdan estanquidad, o que los acabados de los perfiles puedan dañarse con el tiempo. El mantenimiento de una ventana es muy sencillo, no requiere de grandes inversiones, ni de tiempo o esfuerzo, y definitivamente merece la pena si lo que se busca es alargar lo máximo posible la vida útil de una ventana.
Por último, atendiendo a la estética, desde la compañía declaran que “el mercado y la tecnología ofrecen hoy en día infinidad de posibilidades de personalización”, desde el foliado (lámina que ofrece una variedad de colores muy amplia, pudiendo recrear incluso texturas como la madera o el metal) hasta el lacado (técnica de pintura que permite personalizar los perfiles con cualquier color de la gama RAL, aunque algo más limitada a la hora de recrear texturas).
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