La actividad ya está recuperando terreno, pero costará más que al resto de Europa volver al nivel de 2019
Tal y como ha pasado en la mayoría de Europa, el sector construcción español se ha repuesto con rapidez del paréntesis de limitaciones provocado por la primera oleada de la pandemia: el sector ha podido entregar bastante producto en 2020, y ello permitirá cerrar el ejercicio con una caída (-12,5%), según las conclusiones del informe Euroconstruct de invierno, presentado este miércoles, 16 de diciembre, por el Instituto de Tecnología de la Contrucción de Cataluña (ITeC).
Es ésta una cifra menos profunda de la que se estimó en el informe de verano y que “se parece sospechosamente” a muchas previsiones realizadas en torno a la posible caída para el global de la economía (PIB), como señaló Josep Ramón Fontana, jefe del Departamento de Mercados del ITeC y autor del informe de España para el grupo. La reflexión que podría deducirse de esta ‘coincidencia’ con la situación general de la economía, según Fontana, es que “el sector no ha hecho nada ni demasiado bueno ni demasiado malo para merecer una caída superior o inferior al resto de sectores, tal y como se ha desenvuelto este ejercicio”.
“El fondo europeo es una medicina muy prometedora, un instrumento muy eficaz para luchar contra la crisis, pero que tal vez, tal vez, no baste por sí misma”, Josep Ramón Fontana, jefe del Departamento de Mercados del ITeC
Como añadió el experto del ITeC, esta sensación de sincronizacion con la economía es nueva: “Estamos acostumbrados a que cuando la economía va al alza, el sector construcción vaya como un cohete, y que cuando el ciclo va a la baja la construcción se derrumbe, de modo que esta sincronización con la economía quizás sea rutina en el resto de países europeos pero en el caso de España es algo nuevo, y es una novedad que a mí, particularmente, me hace ilusión”, subrayó.
Fondos europeos: cautela y escepticismo
Esta buena reacción en 2020 es esperanzadora, pero pone en entredicho la hipótesis de que en 2021 aún se debería ejecutar bastante obra inicialmente programada para 2020, con lo que se ha tenido que rebajar la previsión para 2021 (+4,5%). Más a medio plazo, preocupa que la economía española padezca secuelas duraderas, pero por otra parte hay grandes expectativas al respecto de los fondos europeos de recuperación, si bien su llegada se afronta desde el ITeC con cierta cautela y escepticismo: “¿Será el fondo europeo de recuperación la vacuna que saque de penas al sector construcción?”, se preguntaba en voz alta Josep Ramón Fontana.
Haciendo un paralelismo con la ‘otra’ vacuna -la sanitaria-, el experto señaló que “tenemos nuestras dudas al respecto, que no dejan de ser las mismas que las que puedan tener los médicos, en cuanto a que sea un arma potente para luchar contra el virus, pero no nos podemos relajar o hacer el loco el mismo día que nos pinchan”. Siguiendo esta misma línea argumental, en opinión de Fontana “el fondo europeo es una medicina muy prometedora, un instrumento muy eficaz para luchar contra la crisis, pero que tal vez, tal vez, no baste por sí misma”.
Por su parte, Francisco Diéguez, director general del ITeC, incidió durante la presentación del informe en que “haríamos mal si no aprovechamos la salida de esta crisis, que puede ser bastante vigorosa, en parte dopada por una serie de fondos, si no aprovechamos para realizar una transformación radical del sector hacia la digitalización, hacia los edificios de consumo nulo y hacia una rehabilitación que busque, si no llegar el consumo nulo, al menos una reducción de consumos y una producción de energías renovables importante”.
En todo caso, al no conocerse suficientes detalles para estimar con precisión el impacto del Plan de Recuperación sobre el sector construcción, en el informe se sugiere que 2021 aún será demasiado temprano para percibir sus efectos, y de ahí que se hayan trasladado a las proyecciones para 2022 (3,5%) y 2023 (3,0%).
“Haríamos mal si no aprovechamos la salida de esta crisis, que puede ser bastante vigorosa, en parte dopada por una serie de fondos, si no aprovechamos para realizar una transformación radical del sector”, Francisco Diéguez, director general del ITeC
Comportamiento por subsectores
• En edificación residencial, el shock de producción de 2020 (-13,5%) es ligeramente superior a la media del sector construcción, si bien se sigue esperando una reacción más potente en 2021 (+6%). Por el momento no se percibe demasiada alarma: todos los proyectos de obra nueva tienen un alto nivel de preventas y los promotores se ven capaces de soportar una ralentización del ritmo de ventas porque hay bastante menos stock y el sector está menos endeudado que en la crisis anterior.
Por otra parte, es posible que la demanda se concentre aún más en las ciudades capaces de crear empleo, mientras que en el resto se cronificaría el estancamiento. Por tanto, si a medio plazo tan solo podemos contar con el impulso que proporcionen unos cuantos nichos selectos del mercado, es poco razonable esperar crecimientos por encima del 3,5% para 2022 y 2023. De todas maneras, sería suficiente para que la producción se aproximase de nuevo a los niveles previos a la pandemia.
• Buena parte de los síntomas descritos en la vivienda son trasladables a la edificación no residencial. Aquí tampoco se espera un colapso, aunque las señales que llegan desde el mercado inmobiliario se vuelven más sombrías conforme la crisis provoca el cierre de más empresas. Afortunadamente, el mercado no residencial está bastante compartimentado, de manera que una hipotética recesión en los nichos del ocio y del turismo no necesariamente tendría que interferir en la normalización del resto de segmentos.
“Es un mal momento para corregir desigualdades y, en general, las brechas entre comunidades -a escala nacional- y entre países -a escala internacional, parece que tienen una cierta tendencia a ensancharse”, Josep Ramón Fontana, jefe del Departamento de Mercados del ITeC
En términos de producción, 2020 (-16,5%) será más negativo que la media del sector, y la posterior recuperación, más lenta (+2,5% anual promedio para 2021-23), entendiendo que la promoción residencial conlleva la asunción de más riesgos al tratarse de proyectos voluminosos y, en un entorno económico en deterioro, los promotores tienen motivos para ser cautos.
• En el anterior informe Euroconstruct se calificaba a la ingeniería civil de "mercado amenazado" por la severa pérdida de capacidad de inversión pública en España, si bien en el momento de redactarlo todavía no se había aprobado el fondo de reconstrucción europeo. Según el último informe Euroconstruct, los escasos detalles contenidos en el borrador del Plan de Recuperación dan pie a mejorar la previsión del 2021 en adelante.
Al fijarse en la secuencia de la producción en 2020 (-7%) y 2021 (+6%), podremos encontrarnos con lo más parecido a una recuperación en “V” que se puede esperar dentro del sector construcción español: “Como los niveles de producción son objetivamente bajos, las elecciones municipales son capaces de influir positivamente sobre el mercado y las de 2023 no serán una excepción, sobre todo ahora que se ha suspendido temporalmente la regla de gasto”, señalan.
La previsión a medio plazo (6,8% para 2022, 4,7% para 2023) sitúa a la ingeniería civil como el subsector con mejores expectativas, aunque debe ponerse en contexto: este episodio expansivo a duras penas conseguirá reproducir los niveles de producción de 2015.
• En cuanto al sector rehabilitación, se espera que, al igual que en el caso de la ingeniería civil, en ambos mercados se pise el acelerador de la inversión. Un discurso que resulta familiar en el caso de la ingeniería civil, dado que es la habitual petición que se le hace al sector público, para que invierta en momentos de crisis y compense el mal momento del ciclo. “Lo más novedoso, sin embargo, es que desde Europa se está pidiendo un esfuerzo parecido a la inversión privada, para que haga un esfuezo en rehabilitación, sobre todo en rehabilitación energética”, apuntó Josep Ramón Fontana. Ambas interpelaciones -al sector público y al sector privado- se hacen a escala europea y cada país responderá dependiendo de su situación económica y su capacidad de reacción (margen de maniobra fiscal, nivel de endeudamiento, etc.).
“En el caso de España, es obvio que la crisis ha reducido mucho la capacidad pública y privada, y el único consuelo aquí es donde entran en juego las ayudas europeas”. Sin embargo, por mucho dinero que llegue de Bruselas sigue existiendo, en opinión del jefe del Departamento de Mercados del ITeC, “una especie de contradicción de fondo y es que se nos pide invertir justo ahora que nuestros ingresos caen debido a la crisis, como ciudadanos y como Estado”. De modo que, en opinión de este experto, “los fondos europeos van a tener que ser muy eficaces para forzarnos a invertir en un momento en el que intuitivamente tendemos a ahorrar, tanto las personas como los estados”.
En consecuencia, uno de los posibles desenlaces que se barajan, según el informe, es que tanto la inversión en rehabilitación como en ingeniería civil se condicionen a la llegada de las ayudas: “De momento los datos que nos llegan de la obra pública -sobre todo la obra regional y la estatal- nos dan pistas en esta dirección. Da la sensación de que el sector público está a la espera de a ver si llega o no el dinero de Bruselas”, y en este contexto, Josep Ramón Fontana concluye: “Es posible que, pese a que el fondo europeo va a mover unas cifras muy generosas, el efecto acabe siendo más moderado, porque estos fondos acaben por sustituir a la inversión rutinaria y habitual en vez de complementarla. No esperamos, por tanto, que ni la rehabilitación ni la ingeniería civil se encaminen a un cambio espectacular de escala; su capacidad de crecimiento va a quedar apuntalada pero no va a ser un cambio revolucionario”.
Mal momento para corregir desigualdades
A modo de resumen, del informe puede extraerse la conclusión de que podemos respirar tranquilos porque el sector ha tocado fondo, tal y como se preveía, y no se desengancha de la hoja de ruta de recuperación europea: “La ruta es la misma, si bien la velocidad es más baja: vamos más despacio de la velocidad media europea”, aclaró Fontana.
En todo caso, el experto indicó que es un “mal momento para corregir desigualdades” y, en general, las brechas entre comunidades -a escala nacional- y entre países -a escala internacional, parece que tienen una cierta tendencia a ensancharse: “El momento en el que todos los subsectores de la construcción eran de éxito ya quedó atrás, ahora hay que ir al mercado con la lupa y el microscopio porque no hay grandes tendencias absolutamente transversales, sino fórmulas que funcionan localmente, nichos que tienen más demanda...”.
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