Ya conocemos las cinco obras finalistas de la presente edición del Premio Europeo del Espacio Público Urbano 2022, convocado por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y cuya inscripción se cerró el pasado 17 de mayo con unas cifras récord de participación y una amplia representatividad.
Tras su reunión los días 14 y 15 de julio en el CCCB de Barcelona, el jurado internacional del certamen ha dado a conocer los cinco trabajos que optarán al galardón en esta convocatoria, que distingue obras realizadas entre 2018 y 2021. El ganador se desvelará en un acto público que se celebrará en el CCCB los próximos 14 y 15 de noviembre.
En concreto, la undécima edición del Premio Europeo del Espacio Público Urbano ha contado con 326 inscripciones finalizadas, lo que significa un aumento importante respecto a sus dos últimas ediciones, 2018 y 2016, en las que contó con 279 y 276 obras, respectivamente. Los países con mayor número de obras presentadas son España, Polonia, Italia, Francia y Portugal.
Por otra parte, de entre los 35 países representados –cifra también mayor a la de anteriores convocatorias– destaca la incorporación, por primera vez, de Armenia; el regreso de Chipre, Islandia, Georgia y Letonia, así como la participación de Ucrania.
El jurado internacional estaba presidido por la ingeniera agrícola y paisajista Teresa Galí-Izard, profesora de Arquitectura del Paisaje en la ETH de Zúrich, e integrado por Hans Ibelings, crítico e historiador de arquitectura, director de The Architecture Observer; Eleni Myrivili, doctora en antropología y asesora de Resiliencia y Sostenibilidad de Atenas; Andreas Ruby, director del Swiss Architecture Museum de Basilea; Paloma Strelitz, arquitecta, directora creativa de Patch y fundadora de Assemble, Londres y Špela Videčnik, arquitecta, socia fundadora del despacho OFIS architects de Liubliana; con el apoyo de Lluís Ortega, arquitecto, profesor de la UPC y secretario del premio.
La restauración del Catharijnesingel cancela el tráfico rodado que ocupaba esta vía pública y recupera el agua para renaturalizar y dar accesibilidad al peatón y al ciclista a un nuevo espacio público. El proyecto es un excelente ejemplo de revitalización de las cualidades del espacio urbano con la reintroducción del agua y la biodiversidad que genera.
Todos los elementos, incluidos los árboles, la vegetación, los materiales de pavimentación y el mobiliario urbano, se han seleccionado cuidadosamente, inspirados en el entorno y tomando en consideración el cómo se desarrollará la naturaleza en el futuro. Como resultado se introduce un microclima nuevo, natural y saludable que jugará un papel importante en la crisis climática global.
Flow, diseñada y construida con la participación de cincuenta jóvenes, es la primera piscina al aire libre construida en Bruselas en cuarenta años. El proyecto introduce una estructura temporal que establece un próspero espacio de encuentro para todas las generaciones, pudiendo disfrutar de agua fresca y aire.
Como sistema modular sencillo y económico que puede ser construido fácilmente por muchas manos, presenta un buen ejemplo de cómo todos pueden participar en la creación de un espacio público activo y saludable.
Lund Cathedral decidió utilizar sus propiedades para desarrollar un espacio público alternativo a la lógica de la rápida urbanización de los alrededores. Un patio, cerrado por tres lados por muros de ladrillos recuperados de un edificio de fábrica demolido, se emplaza en un paisaje aún no urbanizado en las afueras de la ciudad.
El propietario del terreno decide no seguir el desarrollo urbanístico del entorno sino dejar que el espacio siga su curso abierto a la ciudadanía. El patio es una primera intervención, una anticipación de una evolución gradual del lugar: un hortus inconclusus.
La propuesta para la Plaza de Saint Sernin en Toulouse recupera el protagonismo del tejido histórico de la ciudad. Se echan a los coches que ocupaban la superficie y se regeneran los árboles perdidos como organizadores del espacio público.
La simplicidad de la propuesta, el uso de los materiales y el reconocimiento del patrimonio del lugar se convierten en los mecanismos para activar de nuevo un espacio que había sido comprometido por el coche y que recupera ahora su dimensión vertical, dando apoyo a todo tipo de actividades diversas.
El jardín comunitario urbano “Sporta pils dārzi” es el resultado de una iniciativa popular para recuperar un solar abandonado y se convierte en una tipología nueva de espacio público. El proyecto consiste en un sistema de distribuciones de almácigos y espacios intersticiales que se ocupan en eventos y encuentros.
El proyecto resultante es un nuevo sistema, un modelo de espacio urbano que incorpora lógicas productivas, culturales y sociales e integra elementos naturales emergentes como parte del espacio comunitario.
El Premio Europeo del Espacio Público Urbano tiene el espacio natural en la ciudad europea que, a pesar de su diversidad, comparte algunos elementos históricos comunes, como la escala humana, el diseño compacto y el carácter mixto en los usos.
En esta idea de ciudad europea, el espacio público tiene un papel clave de encuentro colectivo, cargado de valores políticos, económicos y sociales, que son indivisibles de un diseño físico que los acomoda y los hace posibles.
A lo largo de sus 23 años de historia y de 11 ediciones, el premio ha recibido 2.532 propuestas y hasta el momento, ha otorgado 19 galardones y 35 menciones. El Archivo del Premio Europeo del Espacio Público Urbano, recurso consultable en línea, recoge las mejores obras presentadas al certamen desde sus orígenes.
Con más de 300 experiencias pertenecientes a cerca de 200 ciudades, es testigo y observatorio permanente de la construcción y evolución de los espacios públicos en todo Europa.
El evento reunió a más de 400 asistentes, tanto presenciales como virtuales, provenientes de más de 20 países.
Destaca por consumir hasta un 70% menos de energía, en comparación con luminarias convencionales de alta intensidad de descarga.
Del 5 al 8 de noviembre en el pabellón 10, en el estand 10E01 de Comenza en Ifema Madrid, se podrán conocer las novedades de la marca; en concreto, su gama de barandillas fotovoltaicas conecta SOLAR.
Pura Alegría es un amarillo luminoso representa el optimismo, la energía y la creatividad, ofreciendo una respuesta al deseo de transformar los hogares en espacios más luminosos y vitales en un mundo en constante cambio.
Se trata de un proyecto cofinanciado por el programa LIFE, subprograma de Transición a la Energía Limpia, que tiene el objetivo de desarrollar formación presencial y certificación en microcompetencias para la transición verde del sector de la construcción.
Este proyecto está liderado por la empresa Técnicas Reunidas, y además del ITC participa otro centro tecnológico como es AIJU, la empresa Proying XXI Ingeniería, dedicada a la fabricación de hornos de fritas y quemadores, y una empresa usuaria final productora de fritas cerámicas.
El acuerdo de abastecimiento sostenible ayuda a reducir la huella de carbono de los equipos de electrificación clave en un 29%.
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