“La impermeabilización no solo protege al edificio contra los daños estructurales causados por el agua, sino que también optimiza el rendimiento de los sistemas de aislamiento térmico, lo que, a su vez, mejora la eficiencia energética del edificio y aumenta el confort de sus ocupantes”. De este modo definen este proceso que el sector de la construcción tiene cada vez más en cuenta Belén González y Daniela Savante, responsable del área de Calidad y Medio Ambiente de Revestech y encargada de su departamento técnico, respectivamente. “Un edificio seco y sin filtraciones tiene un mejor rendimiento energético, lo que significa menos pérdida de calor en invierno y una mayor capacidad de mantener fresco el interior en verano”, añaden.
“La presencia de humedad en una determinada solución constructiva lleva a un consumo muy grande de energía, enfriando la temperatura interior del edificio, por lo que una correcta impermeabilización favorecerá que el aislamiento térmico mantenga unas óptimas prestaciones durante mucho más tiempo, manteniendo así el confort habitable del edificio”, apunta desde el departamento técnico de Onduline Íñigo Beltrán Silveira.
El Product Manager de Molins Construction Solutions, David Rodríguez, pone a su vez el foco en las personas que habitan los edificios. “Al proteger la estructura de los efectos del agua, se previenen problemas de salud relacionados con la humedad y el moho, además de preservar la integridad de otros materiales aislantes”. “Además, al prolongar la vida útil de los materiales y estructuras, la impermeabilización contribuye a la sostenibilidad y eficiencia general de los edificios”, remarca Aroa Llamas, técnica especialista en Soprasolar (Soprema).
Las representantes de Revestech amplían su respuesta a las preguntas de CIC para explicar cómo la humedad afecta a los inmuebles. “La humedad que entra en el edificio puede generar condensación en las superficies interiores, lo que no solo daña los materiales, sino que también reduce la efectividad de los sistemas de aislamiento térmico”. Asimismo, cuentan que esta humedad en las paredes y techos “reduce la capacidad aislante de los materiales como la lana mineral o el poliestireno expandido, lo que provoca una pérdida de calor en invierno y un aumento de calor en verano. Es por este motivo que se hace necesario aplicar un sistema de impermeabilización idóneo”.
Beltrán Silveira, por su parte, profundiza en el proceso de impermeabilización. “Al instalarla sobre el aislamiento térmico se consigue proteger al aislamiento térmico frente a las filtraciones, eliminando la posibilidad de que se produzcan pérdidas de calor por conducción, mitigando el efecto del aislamiento térmico instalado” y continúa diciendo: “Por otro lado, el formato ondulado de las placas bajo teja genera una microventilación por la parte superior del aislamiento térmico y por la parte inferior de la cobertura exterior, lo que favorece la eliminación de humedades por condensación”.
Pero esas no son las únicas ventajas de una buena impermeabilización. La sostenibilidad es otro de los pilares sobre los que se cimenta la construcción en la actualidad y ahí también entra en juego la impermeabilización. “Los sistemas de impermeabilización contribuyen significativamente a reducir la huella de carbono de los edificios al prolongar la vida útil de las estructuras y evitar la necesidad de reparaciones frecuentes”, relatan desde Molins. “Al prevenir daños por humedad y filtraciones, se minimiza el uso de materiales adicionales y se optimiza el rendimiento energético de los edificios, lo que resulta en una menor emisión de CO2”, siguen narrando.
Beltrán Silveira, de Onduline, pone en valor la impermeabilización bajo teja de cubiertas inclinadas, que asegura que protege el aislamiento térmico y, además, genera una cámara de ventilación sobre el aislamiento que evita la formación de condensaciones.
Y Aroa Llamas, de Soprema, habla de otros sistemas alternativos, como “las cubiertas cool roofs o techos fríos, que están diseñadas para reflejar la radiación solar y absorber menos calor” y, como consiguiente, disminuyen la temperatura del edificio. También recuerda la importancia de los nuevos sistemas constructivos, como pueden ser las “cubiertas verdes y la recolección del agua pluvial, los cuales van a aumentar la captura del carbono a través de la vegetación, mejorando también el confort térmico y la mitigación del efecto isla de calor en entornos urbanos, y reduciendo la demanda de agua potable y la energía utilizada en su tratamiento y distribución dado que permiten la recolección de agua de lluvia en cisternas o depósitos, que luego puede ser reutilizada para riego o para sistemas no potables dentro del edificio”.
Por su parte, González y Savante, de Revestech, sostienen que “al utilizar un buen sistema de impermeabilización que garantice la estanqueidad total no solo se protege la integridad de los edificios, sino que también se contribuye a reducir su impacto ambiental y energético, apoyando la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático”.
Para ellas, los aspectos más importantes que contribuyen a reducir la huella de carbono son la extensión de la vida útil del edificio, el ahorro energético que se produce al disminuir la necesidad de calefacción y climatización que se deriva de una buena impermeabilización; la reducción de intervenciones en limpieza y reparación que supone el atajar inicialmente la humedad y la filtración de agua; la disminución de la necesidad de reemplazar los materiales de impermeabilización en un corto periodo de tiempo que produce el utilizar unos sostenibles o reciclados, así como la contribución con el cumplimiento de normativas ambientales y, como consecuencia de ello, la obtención de certificaciones como LEED o BREEAM.
Retomando el asunto de legislación, desde Molins consideran que “la normativa en el sector de la construcción ha sido clave para impulsar el desarrollo y mejorar los productos de impermeabilización, al exigir estándares más altos que previenen problemas de humedad, infiltraciones y mejoran la eficiencia energética”. Yendo un poco más allá, Aroa Llamas sostiene que han tenido también un papel fundamental en “el auge de la impermeabilización”.
En concreto, todos los entrevistados se refieren a regulaciones como la norma EN 1504-2, que, como recuerda David Rodríguez, “ha mejorado la protección del hormigón con métodos como la impregnación hidrófoba, que crea superficies repelentes al agua, y los revestimientos, que forman barreras continuas para reducir la exposición a la humedad”. O la norma EN 14891, “que regula los productos impermeables aplicados en líquido bajo baldosas cerámicas”.
Onduline menciona también el Código Técnico de la Edificación (CTE) que, afirma, “en lo referente a la impermeabilización de cubiertas inclinadas, es bastante precisa respecto a la obligación de impermeabilizar las cubiertas en función de la pendiente del faldón sobre el que se instalarán los distintos tipos de elementos de cobertura”. Además, prosigue, “recoge otras exigencias importantes a considerar como la necesidad de realizar una fijación mecánica del impermeabilizante en pendientes superiores al 15% o la existencia de una cámara de aire ventilada, situándose por el exterior del aislamiento de la cubierta”. “Por otro lado, los cambios también acontecidos en la normativa CTE respecto a las necesidades de aislamiento térmico en cubierta han motivado el desarrollo durante los últimos años de nuevos sistemas que mejoren la eficiencia energética”, dice.
En Revestech hablan asimismo de la normativa europea. “El Reglamento Nº 305/2011 resulta determinante, ya que establece las condiciones para la comercialización de productos de construcción en la UE”, que deben cumplir los estándares de calidad y seguridad, lo que afirman que ha impulsado a los fabricantes a innovar en sus sistemas de producción.
No obstante, se le puede poner un pero a todo este asunto de las normativas, como denuncia Íñigo Beltrán Silveira: “La legislación actual es bastante completa, si bien en ocasiones no se conoce con detalle y no se cumple al dedillo”.
Para asegurar una instalación óptima de los sistemas de impermeabilización, los profesionales requieren formación especializada tanto en materiales como en técnicas de aplicación, como bien recuerda David Rodríguez, Product Manager de Molins. “También es importante que estén familiarizados con las normativas vigentes, soluciones avanzadas y tecnologías emergentes”, añade.
En la misma línea se pronuncian desde Onduline: “Existen diversas formaciones profesionales en construcción que aportan conocimientos teóricos y prácticos a los instaladores. Con este tipo de formaciones se obtiene la cualificación necesaria sobre las aplicaciones concretas de productos o sistemas de un determinado fabricante”.
Ambas empresas coinciden en apuntar que, sin embargo, muchas compañías se encuentran con dificultades para encontrar suficientes trabajadores especializados, debido a la alta demanda y la complejidad de las técnicas de impermeabilización.
“La creciente demanda de soluciones avanzadas y ecológicas ha hecho que la especialización sea aún más crucial. La creciente complejidad del sector, junto con la escasez de mano de obra cualificada y las condiciones laborales, está generando desafíos para las empresas”, sentencia Aroa Llamas, técnica especialista en Soprasolar (Soprema).
Ante este problema, Revestech informa de que sus sistemas de impermeabilización “no requieren de una formación específica para su instalación, al contrario que los antiguos sistemas, ya que no se precisan complejas preparaciones previas del soporte y los materiales empleados se encuentran presentes comúnmente en la obra, como el cemento cola y la llana”. Además, debido a ello, no han registrado dificultades para encontrar mano de obra especializada.
“En 2011, encargamos a una empresa externa la realización de un estudio medioambiental para medir la huella de carbono de nuestro principal material impermeabilizante para cubiertas inclinadas, las placas bajo teja”. Esta es la solución hallada por Onduline para mejorar la sostenibilidad de los materiales utilizados en los procesos de impermeabilización.
“Este estudio nos permitió concluir, mediante la obtención de un certificado medioambiental conocido como Declaración Ambiental de Producto (DAP), que estas cuentan con una huella de carbono positiva, dado su bajo impacto medioambiental por metro cuadrado, en comparación con otros materiales similares en el sector de las cubiertas”, relata Íñigo Beltrán Silveira, que precisa que desde entonces han seguido trabajando para mejorar la sostenibilidad de sus materiales impermeabilizantes.
En Molins, explica David Rodríguez, ofrecen “una variedad de soluciones de impermeabilización diseñadas con un enfoque en la sostenibilidad”. Desde Revestech, Belén González y Daniela Savante cuentan que han centrado sus esfuerzos en “crear productos que no solo cumplan con altos estándares de calidad, sino que también minimicen su impacto ambiental”.
“Todo comienza con la implantación de un sistema de gestión ambiental certificado bajo la norma ISO 14001 que, integrado con nuestro sistema de gestión de calidad ISO 9001, nos ha dado un marco estructurado para la mejora en la eficiencia operativa y la reducción de nuestro impacto ambiental”, narran. “Por otro lado, participamos activamente en proyectos de investigación enfocados en la sostenibilidad”, afirman.
Soprema tampoco se queda atrás en este ámbito. La técnica especialista en Soprasolar, Aroa Llamas, termina contando que están implementando “una serie de estrategias y avances tecnológicos para mejorar la sostenibilidad de los materiales que utilizan”. “Esto responde tanto a la creciente demanda de productos más ecológicos por parte del sector de la construcción como a la necesidad de cumplir con normativas medioambientales más estrictas”, zanja.
Este arduo trabajo que realizan las empresas va destinado a garantizar que sus productos cumplan con altos estándares de sostenibilidad, en línea con la conciencia social que apremia a proteger el medio ambiente, lo que lleva a la obtención de certificaciones como LEED, BREEAM o Cradle to Cradle.
El consultor internacional en desarrollo sostenible Dominique Bidou ofreció la conferencia inaugural en el VI Congreso ITE+3R.
El edificio, que se encuentra actualmente en construcción, incluye lo último en flexibilidad y modularidad en espacios de trabajo con el fin de poder adaptarse a las nuevas tendencias del mercado de oficinas.
Con este movimiento, el grupo fortalece su autonomía operativa en el sudeste asiático.
La empresa busca con este cambio dotarla de un diseño más visual e intuitivo que permita navegar con más fluidez.
Fundado por Mark Fenwick y Javier Iribarren, el estudio Fenwick Iribarren Architects apuesta por la adaptación ambiental, la sostenibilidad y el bienestar. Obras emblemáticas como el estadio 974 para el Mundial de Qatar, la Torre Caleido y el edificio Ruiz Picaso 11 llevan su firma.
Las empresas apuestan por tecnologías más eficientes y sostenibles, como la aerotermia o el uso de inteligencia artificial, en respuesta a la creciente demanda de soluciones que reduzcan el consumo energético y las emisiones de carbono.
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