La rehabilitación del emblemático edificio ‘Aprendices’ en Mondragón por parte de Krean Group marca un hito en la fusión entre historia y renovación urbana. Con una trayectoria que se remonta a su inauguración en 1939 como Escuela de Aprendices de la Unión Cerrajera, este icono industrial se transforma en el nuevo hogar de la escuela de música Arrasate Musikal y la asociación coral Goikobalu. El proyecto, cuidadosamente concebido, busca preservar la esencia arquitectónica original mientras se adapta a las necesidades contemporáneas, prometiendo revitalizar el tejido urbano y ofrecer espacios dinámicos para la comunidad.
El objeto del proyecto es la rehabilitación del edificio de ‘Aprendices’ para destinarlo a las actividades de la escuela de música Arrasate Musikal y la asociación coral Goikobalu. Se trata de un edificio inaugurado en el año 1939, con una marcada identidad arquitectónica y con una fuerte componente representativa de la historia reciente de Mondragón. Partiendo de ambas premisas, la propuesta pretende alcanzar los siguientes objetivos:
Una de las principales decisiones que adopta la propuesta es aumentar su altura en una planta, con el fin de responder a la totalidad de la superficie necesaria del programa, y preservar la rotundidad del paralelepipedo y la percepción del mismo desde los distintos puntos de vista.
Esta planta tercera se retranquea con respecto a la línea principal de fachada y se diseña con el vidrio como protagonista, buscando el contrapunto a la fachada muraria original, y aprovechando su comportamiento dinámico frente a la luz.
Compositivamente, el edificio, de planta baja y 3 alturas, se divide en tres partes. Una planta baja relacionada más directamente con el transeúnte y el entorno próximo, provista de una materialidad particular; un cuerpo central que mantiene la identidad del proyecto original y una mayor relación a nivel urbano; y una tercera planta acristalada que se relaciona con el paisaje más lejano y el monte Udalatx. Es esta la montaña cuyo reflejo nos devuelve el edificio en una primera aproximación desde la calle Navarra, y cuya presencia preside la terraza una vez culminado el recorrido.
En esta tercera planta se sitúan aquellas estancias de encuentro y a su vez menor exigencia acústica, tales como las áreas de gestión, reunión del profesorado, fonoteca, y la terraza multiusos.
El acceso principal al edificio se realiza desde su fachada sur. De esta manera, el proyecto se organiza internamente desde una columna vertebral central, y se genera un nuevo flujo de acceso que nos permite redefinir y recuperar esa parte del espacio urbano, actualmente en desuso. De la misma manera, el proyecto se abre en este mismo punto central hacia el río con el objetivo de comunicar los espacios urbanos a ambos lados, y modificar la relación tradicional de ese área industrial con el río.
Este núcleo central está presidido por una escalera abierta y ligera, que discurre por las distintas alturas del edificio hasta concluir en la terraza. En este punto central, los forjados de plantas 1ª y 2ª se alejan de la fachada para descubrir y contemplar la dimensión real del muro original. Las ventanas correspondientes se retrasan, en este caso, hacia el exterior, mostrando el espesor del muro hacia el interior.
El auditorio, elemento destacado del programa, es la única pieza que irrumpe en el exterior alterando la composición y la materialidad de la fachada original, y contribuyendo a la expresividad del nuevo uso del edificio y a la configuración del acceso y la plaza exterior. Este nuevo muro, inclinado hacia el acceso con respecto a la alineación de fachada, responde a las líneas compositivas de la plaza.
Se revisten de nuevo las fachadas, manteniendo la idea inmaterial y abstracta de los muros originales, y remarcando la composición singular de los huecos. Una de las mayores complejidades de la organización interna de los espacios, consistió en ajustar las alturas exigidas para los nuevos usos y la situación de los huecos en los muros existentes, de manera que ninguna planta es igual a otra.
Además del núcleo de comunicaciones principal situado en la parte central, el proyecto cuenta con otras dos escaleras situadas en los extremos este y oeste. Estas escaleras secundarias, necesarias para la evacuación del edificio en caso de incendio, nos permiten a su vez facilitar la comunicación interna. La escalera situada en la fachada este comunica además, las aulas de docencia y vestuarios directamente con el escenario del auditorio.
La entrada principal del edificio original se reinterpreta, en este caso, para dar acceso directo al escenario, como espacio simbólico del nuevo uso del edificio.
El proyecto contiene el siguiente programa:
Planta Baja: auditorio, aulas de percusión y sala de ensayo de orquesta/banda.
Planta Primera: aulas de enseñanza de instrumentos y lenguaje musical.
Planta Segunda: salas de ensayo, aula de danza y aulas de ensayo del coro Goikobalu.
Planta Tercera: servicios y gestión, terraza multiusos e instalaciones.
Planta Sótano: almacenes e instalaciones.
El edificio denominado ‘Aprendices’ albergó la legendaria Escuela de Aprendices de la Unión Cerrrajera de Mondragón, semillero de profesionales que en décadas posteriores conducirían a la comarca a su esplendor industrial y prosperidad económica. Se trata, por tanto, de una pieza representativa del patrimonio industrial arrasatearra.
Después de la Guerra Civil, el sucesor de Marcelino Oreja, su hermano Ricardo, hizo suya la iniciativa que Toribio Aguirre había comenzado tiempo antes y en 1939 echaba a andar la Escuela de Aprendices. El objetivo era formar oficiales y maestros industriales en las especialidades de Ajuste, Máquina-Herramienta y Electricidad. En sus aulas coincidieron los cinco jóvenes que bajo su égida fundarían la primera cooperativa industrial con las siglas de Ulgor en 1956, el germen de Fagor y la posterior Corporación Mondragón.
La Escuela de Aprendices de la Unión Cerrajera se situaba en paralelo al edificio del Taller localizado directamente sobre el río Deba, tal y como muestran las fotografías históricas.
Después de 35 años de andadura, en julio de 1974, ‘Aprendices’ echó definitivamente la persiana. Su maquinaría y utillajes de talleres se llevaron a la Escuela Profesional, embrión de la actual Mondragon Unibertsitatea. En 1974 Arrasate Musikal pasó a ocupar estas dependencias que tuvo que desalojar en 2007 por los problemas estructurales que presentaban.
Este artículo aparece publicado en el nº 592 de CIC, págs. 34 a 37.
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