Un aire interior de mala calidad puede contener una variedad de contaminantes como virus, compuestos orgánicos volátiles, gases nocivos, partículas finas y alérgenos, que pueden desencadenar o exacerbar problemas respiratorios, alergias, dolores de cabeza e incluso enfermedades más graves a largo plazo. Mantener una buena calidad del aire interior es fundamental para promover un ambiente seguro y saludable para todos los ocupantes de los edificios.
Por esta razón, el episodio 5 del pódcast de Ursa ‘Retos y Soluciones de la Construcción y la Instalación en el Siglo XXI’, bajo el título ‘Ayudas Europeas en proyectos de calidad de aire interior’, ha reunido a David Sabatés, director del Área de Servicios y Relaciones Institucionales del Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (ITeC); Carlos Rico, Product and Tecnichal director de Zehnder Group Iberia y Laia Recasens, Product Manager de Ursa, para conocer compartir conocimientos y experiencias sobre calidad del aire interior.
“En el aire hay partículas y compuestos orgánicos en suspensión que, aunque no vemos, nos afectan directamente. Para combatir este problema, la solución pasa por la ventilación de espacios, ya sea natural, con la simple apertura de las ventanas, o con una ventilación mecánica”, expone Sabatés. La apertura de ventanas o la ventilación natural con garantías no siempre es posible, ya que los edificios son cada vez más estancos, por sus requerimientos de eficiencia energética, lo que provoca que la ventilación mecánica cobre aún más importancia y se incremente la inversión en sistemas cada vez más eficientes desde un punto de vista energético.
Rico aporta un dato poco conocido por los usuarios: “Para conseguir la equivalencia de un sistema de ventilación mecánica controlada en una vivienda de hoy en día, tendríamos que abrir las ventanas 30 minutos cada hora, durante las 24 horas que tiene el día. Y, aun así, no conseguiríamos tener una buena ventilación, porque si no existe una diferencia de presión, a vientos contrarios, entre una ventana y otra, no hay una ventilación completamente apropiada”.
Otra de las malas costumbres que tenemos en España es la de ventilar cuando nos levantamos y abandonamos la vivienda. “Luego llegamos a casa y nos vamos a dormir durante 8 horas con las ventanas cerradas. No tiene sentido ventilar la vivienda justo cuando el humano no está en ella”, enfatiza Rico. Para el Product and Tecnichal director de Zehnder Group, “ahora se sabe que la calidad del aire importa porque afecta a la salud de las personas. Con unos edificios tan herméticos como los que se construyen ahora, necesitamos aportar aire primario siempre”.
Por este motivo, los expertos recomiendan la incorporación de sistemas activos de ventilación, con recuperación de calor o sin ella, que permitan evacuar todos los contaminantes de la vivienda al exterior e introducir aire completamente oxigenado y filtrado al interior.
Los conductos que acompañan a este tipo de instalaciones de ventilación o climatización también son importantes para garantizar un correcto funcionamiento de los sistemas y asegurar una notable calidad del aire interior.
En este sentido, Recasens, explica que la nueva gama Ursa Air, que ahora se fabrica en su totalidad con la tecnología InCare, reduce la presencia de microorganismos en el aire y elimina el 99,99% de las bacterias y virus que pueden depositarse sobre la superficie interna del conducto. “Es una tecnología en base a iones de cobre que se aplica al núcleo de la lana mineral con la que se construyen los conductos. Evitando la proliferación de colonias de microorganismos en el conducto, estos no contaminarán el aire interior”, detalla.
Los sistemas de ventilación se asientan sobre tres patas: confort, salubridad y eficiencia energética. Para conjugar los tres factores existen ayudas de la Unión Europea a la rehabilitación de edificios que, no solo valoran el ahorro de energía, sino también la calidad del aire interior. El problema pasa porque los ciudadanos desconocen su alcance y los detalles que las rodean, cómo dónde y cuándo solicitarlas.
“No hay una receta mágica, pero si nos dirigimos a un experto en este tipo de ayudas, las posibilidades de tener éxito son mucho más elevadas. No podemos maquillar los proyectos para adaptarlos a determinadas ayudas”, explica David Sabatés. “Cada proyecto tiene su subvención y las convocatorias son complejas. Los expertos son los que mejor pueden asesorarnos y facilitarnos los mejores consejos para solicitarlas”, finaliza.
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