En el corazón de la construcción moderna, el hormigón preparado es y seguirá siendo un pilar fundamental para la ejecución de proyectos arquitectónicos y de infraestructuras. Nuestro sector experimenta una etapa de transformación, que va desde la demanda influenciada por los vaivenes de la economía hasta el creciente desarrollo de la ciencia ambiental que redefine los estándares de sostenibilidad en la industria.
En la última década, la demanda de hormigón preparado en España ha experimentado, desde sus volúmenes de producción más bajos, un aumento –tímido, pero por lo general constante– impulsado por la reactivación económica y el resurgimiento de proyectos de construcción, principalmente privados.
Crecimiento que en un par de ocasiones se ha visto mermado. Primero en el año 2020, por los terribles efectos de la pandemia. Y después, en el pasado 2022 empezando por la huelga del transporte y agravado después por los efectos económicos de la guerra de Ucrania. En 2023, año marcado por una gran tensión internacional y sus consiguientes efectos en las economías mundiales, con tipos de interés en máximos de años, limitando la iniciativa de inversión; el sector del hormigón prevé un cierre de año con crecimiento cero.
La dinámica del sector del hormigón preparado en España no solo está determinada por la oferta y la demanda. Normativas y regulaciones renovadas y más rigurosas han establecido nuevos estándares de calidad y seguridad, garantizando algo fundamental como es la durabilidad de las estructuras, en lo que destaca por encima de todo nuestro producto.
La evolución constante de estas regulaciones plantea desafíos, pero también oportunidades para la mejora continua. De obligatoria aplicación, destaca la definitiva entrada en vigor del Código Estructural, que introduce novedades importantes respecto al producto hormigón y sus usos y aplicaciones. De igual manera, la Instrucción Técnica para la realización del control de producción de los hormigones fabricados en central (ITCH-19) que obliga a certificar su cumplimiento a todos los fabricantes, sin excepción.
Por si fueran pocos cambios para asimilar en poco tiempo, nos encontramos con un escenario que recoge la incorporación de la digitalización de nuestra gente, de nuestros clientes y de nuestros procesos administrativos, comerciales y productivos. Las ventajas competitivas de una transformación digital aún no resultan claras para la mayoría de los actores. Pero en poco tiempo los cambios se irán introduciendo, y los más preparados liderarán el mercado. El albarán digital, la factura digital, la IA aplicada a los procesos, el blockchain, y cómo no, el BIM pronto dejarán de ser futuro.
Mientras continuamos gestionando las operaciones diarias y adoptando cada una de las innovaciones, hemos ido introduciendo un concepto que se mantendrá: la sostenibilidad, y que se ha erigido como un imperativo en la forma de trabajar y en la propia fórmula del hormigón preparado.
El impacto de la sostenibilidad en la industria del hormigón preparado ha llevado, como en la mayoría de las industrias, a un examen reflexivo acerca de sus prácticas. Su componente principal, el cemento, es responsable de alrededor del 85% de las emisiones de CO2 del producto final. Fijar una estrategia de reducción es uno de los desafíos más apremiantes y, a la vez, una oportunidad para el sector.
El movimiento se demuestra andando, y así lo han hecho más de 500 centrales productoras de hormigón que se han adherido a la Declaración Ambiental de Producto sectorial con objeto de medir, y con ello actuar, sobre su impacto medioambiental y fijar objetivos para reducir la huella de carbono del hormigón. Es una declaración de intenciones que constata la voluntad del sector por el compromiso de reducción de emisiones de CO2, a la vez que se convierte en una prioridad para todos los agentes relacionados.
En este sentido, la adopción de cementos con menor contenido de carbono, la implementación de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, nuevas formas constructivas y la transición hacia fuentes de energía renovable son pasos necesarios. Con todo, la Hoja de ruta que se plantea desde Anefhop se compromete a una reducción para el 2030 de un 40% sobre los niveles de emisiones de CO2 de 1990. Necesitaremos adoptar nuevas costumbres y usos del hormigón, y para ello precisaremos de la colaboración de las administraciones para incorporar y exigir los cambios en las reglamentaciones.
La gestión de los residuos también se ha vuelto fundamental en la agenda de la sostenibilidad y de la economía circular. El reciclaje de hormigón, junto con prácticas de construcción que minimicen los residuos desde el inicio y maximicen su recuperación, se presentan como vías para reducir la huella ecológica de la industria.
Adicionalmente, el sector del hormigón preparado se enfrenta a desafíos que trascienden la esfera de la sostenibilidad. La misma adopción de tecnologías sostenibles y la implementación de prácticas más respetuosas con el medio ambiente pueden ser motivo de un aumento en los costes de producción. En un mercado altamente competitivo, encontrar un equilibrio entre la sostenibilidad y la rentabilidad se convierte en un desafío.
Ya comentamos que los incrementos de volumen de los últimos años han sido muy modestos, y no acabamos de ver cómo llega la aceleración en la ejecución de la obra pública, paralizada por una lentitud generalizada de los proyectos y el efecto del incremento de coste de los materiales de construcción. A esto hay que añadir que no se ven los impulsos de la llegada de los Fondos Next Generation, posiblemente, porque realmente no estén llegando. Los contratos públicos necesitan la llegada de estos fondos y, a su vez, incorporar mecanismos de ajustes de precios, que garanticen que no se ralentizan ni peligra su ejecución.
Además, existen varias cuestiones a resolver que determinarán el futuro del sector. Entre ellas, la exigencia irrenunciable de la Administración de los certificados de conformidad (de acuerdo a lo dispuesto en el Real Decreto 163/2019 de 22 de marzo) en todas sus obras, ya sean estatales, regionales o locales; así como a las constructoras en todos sus suministros.
No cabe descuidar el perseguir y sancionar el incumplimiento de la ley de lucha contra la morosidad tal y como se hace en nuestro entorno europeo. La morosidad es un problema crónico del sector de la construcción en España, que hay que perseguir y erradicar. El transporte de hormigón está pendiente de la aprobación de la propuesta de incrementar los pesos máximos autorizados para así reducir las emisiones de CO2 del transporte. Además, debido a la antigüedad de nuestra flota, se precisa un Plan Renove del transporte para poder retirar vehículos antiguos que han quedado obsoletos con el objetivo de reducir emisiones.
Si analizamos los niveles de producción de las diferentes regiones españolas, podemos observar que existe una gran desigualdad. En nuestra opinión, el Gobierno tiene un papel clave para incentivar la obra pública en lugares con menor iniciativa privada, teniendo en cuenta el factor multiplicador del sector de la construcción en la economía.
Las perspectivas para el sector del hormigón preparado en España en 2024 y años siguientes son cambiantes y retadoras. La creciente presión de los consumidores y las regulaciones más estrictas impulsarán una mayor adopción de prácticas sostenibles. Se espera que la reducción de emisiones de CO2, la gestión eficiente de residuos y el uso responsable del agua sean prioridades continuas.
La transformación digital seguirá desempeñando un papel clave en la evolución del sector. Desde la introducción de mezclas adaptadas y más eficientes, hasta la implementación de tecnologías inteligentes en la gestión del suministro, el sector del hormigón preparado debe afrontar una auténtica revolución en su forma de trabajar.
La colaboración en toda la cadena de suministro será esencial. La integración de prácticas sostenibles requerirá una coordinación estrecha entre fabricantes de hormigón, proveedores de materias primas, contratistas y reguladores. La transparencia y la colaboración serán las claves para superar los desafíos comunes, desafíos que se medirán en el primer Congreso Nacional del Hormigón los días 5 y 6 de junio del próximo año.
En definitiva, el sector del hormigón preparado en España se encuentra inmerso en un profundo cambio, enfrentando desafíos, pero también visualizando nuevos horizontes. Con una visión a largo plazo, un compromiso continuo con la sostenibilidad y una colaboración efectiva en toda la cadena de suministro, el hormigón preparado puede ser un pilar de la construcción y, por ende, de un futuro más sostenible y resiliente para la sociedad.
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Este artículo completo aparece publicado en el nº 590 de CIC, págs. 44-46.
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