Knauf ha convertido la biohabitabilidad y la sostenibilidad en una prioridad en su gama de productos. La empresa ha tomado como referencia los últimos datos ofrecidos por la OMS, que aseguran que los ciudadanos pasan casi el 90% del tiempo en espacios interiores, ya sea en su vivienda, en oficinas, etc. Por ello, considera fundamental elegir los materiales de construcción adecuados, con los que tener una buena calidad del aire interior, reducir los riesgos para la salud y, a su vez, ocasionar un menor impacto medioambiental.
La compañía define los materiales de construcción saludables como aquellos que no emiten sustancias nocivas al aire ni durante su manipulación ni a lo largo de su vida útil. Existen diferentes etiquetas y sellos certificados que ayudan a distinguir la calidad, procedencia o nivel de contaminación de los productos constructivos.
Entre dichos sellos y etiquetas, Knauf destaca dos: el certificado A+ y el certificado IBR. El primero de ellos, la etiqueta ambiental francesa A+, clasifica los materiales de construcción y productos del mobiliario y decoración mediante una escala, que va de la A hasta la C, en la que se establecen unos valores límite de emisiones de compuestos orgánicos volátiles, más conocidos como COVs. Así, con el sello A+ se identifican todos aquellos productos que prácticamente no tienen emisiones, mientras que el sello C marca los productos con valores de emisión tolerables.
Por otro lado, el certificado IBR lo otorga el Institut für Baubiologie de Rosenheim, que impone unos límites muy exigentes. Este verifica el nivel de diversos contaminantes existentes en los materiales para ayudar a proteger a los usuarios contra los riesgos para la salud, causados por su manipulación a lo largo de su ciclo de vida. Algunos de los contaminantes controlados por esta verificación son los biocidas, la radioactividad o los metales pesados.
Además, Knauf dispone también de otros sellos distintivos como: la etiqueta Declare, que divulga la transparencia del producto identificando su procedencia, su composición y su vida útil; el certificado Cradle To Cradle (C2C), utilizado para evaluar las características de sostenibilidad de los productos, de manera constante y continua en el tiempo; o el estándar Health Product Declaration (HDP), centrado en informar sobre el contenido de un material de la construcción, así como los impactos que puede suponer en la salud de las personas.
“El proceso de selección de los materiales es muy amplio y está condicionado por factores como el precio, la calidad del producto o la procedencia de los mismos. Pero aspectos como la ausencia de emisiones de compuestos orgánicos volátiles (COVs) y sustancias nocivas son clave a la hora de construir, y una forma de asegurarlo son las certificaciones de calidad que garantizan su seguridad y sostenibilidad”, afirma Pablo Maroto, director de Marketing y Técnico de Knauf España y Portugal.
“En Knauf, somos conscientes de la importancia que tiene la creación de materiales saludables y nos esforzamos cada día por cumplir con las exigencias de estas certificaciones de alto nivel, adaptadas a las normativas europeas vigentes. Esto no solo nos permite contribuir a la creación de ambientes saludables, sino también a la eficiencia energética y el confort térmico y acústico de los edificios”, añade.
El consultor internacional en desarrollo sostenible Dominique Bidou ofreció la conferencia inaugural en el VI Congreso ITE+3R.
El edificio, que se encuentra actualmente en construcción, incluye lo último en flexibilidad y modularidad en espacios de trabajo con el fin de poder adaptarse a las nuevas tendencias del mercado de oficinas.
Con este movimiento, el grupo fortalece su autonomía operativa en el sudeste asiático.
La empresa busca con este cambio dotarla de un diseño más visual e intuitivo que permita navegar con más fluidez.
Fundado por Mark Fenwick y Javier Iribarren, el estudio Fenwick Iribarren Architects apuesta por la adaptación ambiental, la sostenibilidad y el bienestar. Obras emblemáticas como el estadio 974 para el Mundial de Qatar, la Torre Caleido y el edificio Ruiz Picaso 11 llevan su firma.
Al evitar filtraciones de agua, la impermeabilización no solo protege las estructuras, sino que también optimiza el rendimiento térmico, reduce el consumo energético y alarga la vida útil de los materiales.
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