La aprobación de la nueva Directiva de eficiencia energética en edificios (EPBD, por sus siglas en inglés), convierte a las certificaciones de sostenibilidad de edificios DGNB y VERDE en instrumentos imprescindibles para alcanzar los objetivos de descarbonización en 2030 y 2050, enmarcados en los compromisos del Acuerdo de París y del Green Deal europeo.
Estas herramientas de certificación de la sostenibilidad de los edificios, que analizan los aspectos económicos, ambientales, de confort y calidad en todo el ciclo de vida del edificio —desde la extracción de materiales hasta su desmantelamiento final—, facilitan al sector el conocimiento para llevar la sostenibilidad al nivel de la excelencia, más allá de los aspectos de eficiencia energética. “DGNB está a años luz por delante de la normativa, que sólo marca los mínimos a cumplir”, resalta Bruno Sauer, codirector general de Green Building Council España (GBCE).
De este modo, los certificados DGNB y VERDE permiten considerar muchos tipos de impactos —como, por ejemplo, sobre las reservas de agua o sobre la salud humana y del entorno— frente a otros estándares —como el Certificado de Eficiencia Energética (CEE)—, que sólo tienen en cuenta las emisiones de CO2 debidas al consumo de energía en la fase de uso de los edificios. Sauer destaca que “hay promotores que están liderando el cambio climático y la crisis ambiental, y lo demuestran pasando a la acción con la certificación de sus edificios mediante herramientas avanzadas como VERDE y DGNB”.
En este sentido, se acaba de conceder por primera vez en España una certificación DGNB de máximo grado —Platino— a la residencia de estudiantes Barcelona Pallars, tras la consultoría desarrollada por Zero Consulting, lo que implica que cumple más del 80% de los criterios en los seis campos temáticos analizados —sociocultural y funcional, técnico, de los procesos, solar, medioambiental y económico—.
Europa ha dado luz verde a la Directiva Green Claims para luchar contra el ecoblanqueo y el greenwashing. En este contexto, en el que se regulan las afirmaciones ambientales y se eliminan del mercado las autodeclaraciones —lo que implica que un promotor no puede decir que es sostenible si no se verifica por terceros—, DGNB se convierte en una herramienta fundamental para los fondos europeos por su solidez, coherencia y rigurosidad. “DGNB es un sello internacional, utilizado en 25 países, con más de 15.000 edificios certificados entre los que se encuentran los de la Comisión Europea”, especifica Sauer, quien resalta que “esta certificación es la que facilita más datos de gestión de proyectos para los fondos internacionales”.
En este sentido, DGNB es una herramienta que permite mucha flexibilidad en la toma de decisiones durante el proyecto y que tiene mucho peso en la calidad de los procesos, en la recogida de información, en la documentación de la toma de decisiones y en la coherencia a la hora de mantener la sostenibilidad desde el inicio hasta el final. “Está totalmente alineada con la taxonomía, con Level(s) y tiene el análisis de ciclo de vida en su ADN, ya que toda gira en torno al impacto en todo el ciclo de vida de los materiales, la salud o la energía”, especifica el director general de GBCE.
Esto es, precisamente, lo que convierte a DGNB en una herramienta tan potente a la hora de obtener datos, por lo que los fondos y los promotores deben contar con ella para recabar información a nivel internacional. Asimismo, DGNB le da una gran importancia a la capacitación de los profesionales, por lo que la cuenta con diferentes niveles de formación para técnicos, fondos y constructoras.
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