Sector de aislamiento e impermeabilización en España: actualidad y perspectivas

El sector de la edificación tuvo “cierta estabilización en la fabricación de materiales aislantes y un repunte en la actividad en el último trimestre de 2021”, manifiesta Luis Mateo, director general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat). Sin embargo, Mateo se muestra receloso por “la crisis mundial de abastecimiento de materias primas, el encarecimiento de la energía y volatilidad de los precios del transporte internacional”, lo que provoca “aumentos de tarifas que preocupan a la actividad constructora”, y más tras la invasión de Rusia a Ucrania. 

Citando a la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), los materiales que más se han encarecido en los últimos meses han sido “la madera, el cobre y la piedra”, explica Mateo, el cual constata que “todos los productos, incluidos los aislantes, han sufrido incrementos”.

1,2 millones de viviendas deben ser adaptadas al modelo de eficiencia energética y de reducción de emisiones hasta 2030, y en este cometido el sector de aislamiento e impermeabilización resulta fundamental

Por su parte, Óscar del Río, presidente de la Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (Afelma), resalta que la pandemia ha causado la toma de conciencia de la importancia de disponer de una casa que “nos mantenga convenientemente aislados, tanto de las inclemencias meteorológicas como del ruido exterior. Esto es fundamental para nuestro bienestar”.

A todo ello, Del Río suma la subida del precio de la energía, lo que ha convertido al aislamiento en una “baza fundamental para el ahorro energético, además de para la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático”. Estos motivos han creado un contexto favorable para el sector del aislamiento que cerró el año pasado “con grandes expectativas ante la llegada de los fondos europeos”, observa Óscar del Río.

Similar punto de vista sobre el ejercicio anterior tiene Mario Serrano, secretario general de la Asociación Ibérica de Poliestireno Extruido (Aipex), que alude también a la inseguridad en el abastecimiento de materias primas y a la incertidumbre de los precios. Serrano expresa que esas condiciones adversas “han provocado reacciones en el mercado”, pero a pesar de las dificultades “cerramos el año con satisfacción y con la esperanza puesta en los fondos Next Generation”.

Foto: Aipex

En referencia al aislamiento acústico, Alfonso Corz, presidente de la Asociación Española para la Calidad Acústica (Aecor), valora que actualmente se está “iniciando una lenta recuperación, pero tendremos que esperar al segundo semestre para ver los esfuerzos del sector”.

Para Blanca Gutiérrez, directora de la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización (Aifim), el sector presentó datos positivos el año pasado, “pese a la sexta ola registrada, los cuellos de botella en la cadena de suministros y la escasez de materias primas”. Desde la asociación informan que los productos sintéticos “crecieron casi un 18%”, debido a la mayor construcción de centros logísticos, naves industriales y centros de datos, mientras que la venta de bituminosos y líquidos “se mantuvo estable e incluso descendió, motivado por un menor ritmo de la construcción residencial”, revela Gutiérrez. Así, las últimas cifras de Aifim reflejan que en 2020 la venta de productos de impermeabilización, realizada por las empresas asociadas en España y Portugal, alcanzó los 41,6 millones de m2, lo que significó un incremento del 3,5%.

Igualmente, José Antonio Pavón, presidente de la Asociación Nacional de Especialización en Impermeabilización (Anedi), ratifica que la categoría, tanto en 2020 como en 2021, “ha ido razonablemente bien, pero sin alcanzar los niveles de 2019”.

Precariedad de los edificios

La aparición de la pandemia, con los confinamientos obligatorios, mostró en toda su crudeza que los edificios “son auténticos depredadores energéticos, ya que pierden energía a través de la cubierta, ventanas y fachadas”, aunque también ratificó una realidad: “El aislamiento convierte a un edificio en sostenible, y gracias a él los ciudadanos pueden disfrutar de un alto confort y bienestar en sus hogares”, afirma Luis Mateo, de Andimat, el cual señala que la industria de aislamiento es “una de las que más oportunidades de crecimiento ha tenido”.

Uno de los desafíos a los que tiene que hacer frente el sector es hacer comprender a la sociedad que, en cualquier rehabilitación, el primer paso es reducir la demanda energética

Un dato a tener en cuenta es que casi el 11% de los hogares españoles sufre pobreza energética, un 3,3% más que en 2019 (7,6%). De este porcentaje, el 16,8% padece lo que se denomina pobreza energética desproporcionada -su participación del gasto energético de los ingresos es más del doble de la media nacional-. Estas son algunas cifras que se desprenden de la última actualización de Indicadores de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética, publicada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Para luchar contra ello, desde Andimat recuerdan que el aislamiento térmico es la primera barrera del edificio frente al frío y la medida más efectiva para combatir esta pobreza energética.

Igualmente, Óscar del Río, de Afelma, menciona la necesidad de “mejorar la eficiencia energética, donde el aislamiento es fundamental en la protección térmica y en el uso eficiente de la energía”. Del Río advierte que si España quiere cumplir con los objetivos marcados por Europa, “tiene que rehabilitar 1,2 millones de viviendas hasta 2030, y un total de 7 millones hasta 2050, y adaptarlas al modelo de eficiencia energética y de reducción de emisiones”. 

Además, indica que se estima que el parque de edificios español es “responsable de cerca del 30% del consumo de energía final y de un tercio de las emisiones de CO2”. Así, si se tiene en cuenta que el 90% del parque edificado de España fue construido antes del último CTE y el 60% antes de que existiera cualquier normativa de eficiencia energética, “tenemos un enorme reto, pero también una gran oportunidad gracias al impulso del Fondo de Recuperación Next Generation”, afirma.

Mario Serrano, de Aipex, explica los pasos dados por el sector en 2021 mediante dos hechos: “El anuncio de la llegada de los fondos europeos y la aprobación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia por parte del Gobierno de España”. Ya en el caso específico de los fabricantes de poliestireno extruido, Serrano afirma que esta industria “ha centrado sus esfuerzos en demostrar que el XPS es un producto capaz de aportar sostenibilidad a los inmuebles en los que se instala, poniendo especial atención a la rehabilitación de la envolvente mediante SATE”.

Por su parte, Alfonso Corz, de Aecor, valora que la evolución de su segmento durante el ejercicio pasado estuvo protagonizada por “la paralización a causa de la Covid-19”. También Blanca Gutiérrez, de Aifim, refleja que esperaba un 2021 marcado por la pandemia y la amenaza de una lenta recuperación económica; sin embargo, “los resultados han superado las expectativas”, afirma.

Por último, José Antonio Pavón, de Anedi, se centra en que “hay una demanda muy grande”, tanto en obra nueva como en rehabilitación, especialmente en las promociones, y “los ritmos de construcción están siendo más rápidos de lo habitual”, lo que está propiciando que la gente “quiera contratar para dentro de unos meses con precio cerrado”. 

Este último aspecto es “el mayor problema a corto y medio plazo”, según Pavón, el cual señala que “la variabilidad de los precios de la materia prima y de los productos transformados hace que no se deban firmar los contratos, como mínimo, hasta unos 15 días antes de la realización del mismo”, porque en el caso de la impermeabilización los precios han subido “prácticamente todos los meses”, manifiesta.

Retos y dificultades

Sin duda, uno de los desafíos a los que tiene que hacer frente el sector de impermeabilización y aislamiento es hacer comprender a la sociedad que, en cualquier rehabilitación, “el primer paso es reducir la demanda energética, es decir, que la vivienda requiera poco consumo de energía y que aporte los niveles de confort y habitabilidad deseados”, explica Luis Mateo, de Andimat.

Para ello, según Mateo, la acción “imbatible” es aislar la envolvente del edificio y, una vez asegurado esto, “apostar por la renovación de las instalaciones por otras más eficientes o incorporar energías renovables”, ya que, a su juicio, “si antes no evitamos que el edificio pierda energía por la fachada o cubierta, la descarbonización del parque residencial no será posible”.

Otra preocupación es “la escasez de materia prima, que parece que va para largo”, señala Mario Serrano, de Aipex. También, Serrano se lamenta de “la escasez de mano de obra y de gente especializada. Tenemos que lograr revalorizar el oficio”. Asimismo, el secretario general de la entidad ve como un reto “el incentivar la demanda de las actuaciones de rehabilitación. Contamos con los fondos, pero ahora hay que lograr trasladar el mensaje a la gente”.

Con el trasfondo de esos fondos europeos, Óscar del Río, de Afelma, subraya que el principal reto “está en cómo rehabilitar mejor”. En ese sentido, desde la entidad recomiendan que se aborde un plan de rehabilitación en profundidad y contemplando la construcción en su conjunto, “desde la renovación de la envolvente del edificio hasta la consideración de su ciclo de vida, pasando por el confort y la salud de quienes residen o trabajan en su interior”, argumenta Del Río.

Igualmente, el presidente de Afelma señala la necesidad de comunicar a las partes interesadas, principalmente a las comunidades de propietarios, la posibilidad de acceder a los fondos europeos y la importancia de abordar esas mejoras. Tampoco Óscar del Río se olvida de la protección frente al ruido y de la seguridad contra el fuego: “La calidad de los materiales, las soluciones de rehabilitación y la buena instalación son claves”, argumenta. Por este motivo, la apuesta por materiales como las lanas minerales, que proveen de un eficaz aislamiento térmico y tienen un ciclo de vida respetuoso con el medio ambiente, “es ejemplo de economía circular”, finaliza.

Por su parte, Alfonso Corz, de Aecor, revela que “la construcción tendrá potencialmente un papel muy importante en la recuperación postCovid”. Del mismo modo, también señala como problema a corto plazo “la carestía de mano de obra cualificada y el aumento del precio de las materias primas, que puede hacer complicada la viabilidad de algunos proyectos”. Ya a medio y largo plazo, Corz prevé que la industria de la construcción afrontará una “transformación muy grande, teniéndose que adaptar a las nuevas tecnologías como al respeto al medio ambiente y al bienestar de los usuarios finales”.

Blanca Gutiérrez, de Aifim, apunta a la “falta de materias primas” como uno de los grandes problemas del sector. De igual forma, alude como dificultades a “los problemas de suministro y la subida en el precio de la energía y combustibles, que encarece mucho todo el proceso productivo”.

Foto: Aifim

Mismo parecer refleja José Antonio Pavón, de Anedi, que alude como principal inconveniente en la actualidad a “la inestabilidad de los precios y la disponibilidad del material”. Ya como reto, Pavón plantea que el gremio de impermeabilización tiene que “atraer personal nuevo”, pero esto conlleva una gran dificultad porque “se trata de un sector muy penoso, ya que se trabaja a mucha temperatura, en las cubiertas, a la intemperie, etc.”.

Estímulo de los fondos europeos

Los fondos europeos traerán “un impulso de la rehabilitación incuestionable”, expresa Luis Mateo, de Andimat, el cual afirma que los programas de ayuda a la rehabilitación y las medidas de estímulo “son acertados y entiendo que van a resolver algunos de los cuellos de botella históricos por lo que no acababa de arrancar la actividad rehabilitadora”. Eso sí, Mateo muestra preocupación debido a que gran parte de los fondos se pudieran dedicar a “actuaciones que poco tengan que ver con la eficiencia energética (fin último de los mismos) y que no existan mecanismos de control en obra de las actuaciones como garantía a los usuarios”.

A raíz de esto, desde Andimat pidieron a finales de 2021 al Gobierno que emita un informe de control y verificación común, realizado por una tercera parte independiente, que acredite el cumplimiento de las actuaciones en cuanto a la reducción de la demanda y el consumo de energía. Así, una de las medidas por las que aboga esta asociación es solicitar la obligatoriedad del seguro trienal: “Sin mecanismos de control como este tipo de seguro, que cubriría los requisitos de habitabilidad del edificio (como el aislamiento y la impermeabilización) durante los primeros tres años, es difícil asegurar el cumplimiento del Plan de Rehabilitación”, manifestaba Luis Mateo.

Por último, Mateo cree necesarias “campañas de sensibilización y comunicación a nivel nacional para dar a conocer los fondos”.

En Aipex consideran que la llegada de fondos europeos puede suponer “un revulsivo para las empresas fabricantes de materiales y sistemas, en especial los aislantes, y entre ellos el poliestireno extruido; además de significar un aumento en las actuaciones de rehabilitación, que podría suponer un aumento en el volumen de ventas de XPS”. Asimismo, Mario Serrano, secretario general de Aipex, considera que esta corriente ayudará a “la creación de concienciación social”, para que exista “una mentalidad más sostenible en el cliente final”.

En este sentido, desde el sector se trabaja en “la mejora de las líneas y procesos de producción, que van a hacer posible que la industria del poliestireno extruido siga realizando progresos en la eficiencia energética de sus productos” y especialmente en los materiales “con mayores espesores, que son los que cada vez tienen mayor demanda en el mercado”, razona Serrano.

Del mismo modo, Blanca Gutiérrez, de Aifim, tiene “muy buenas perspectivas” con las ayudas europeas, y piensa que “servirán de aliciente” para las familias que, en los últimos años, han ido conociendo las ventajas de la rehabilitación energética de sus viviendas, pero que no se habían decidido a emprenderla. Gutiérrez defiende que una rehabilitación que mejore la eficiencia energética, como es el caso de una intervención para impermeabilizar, “es una inversión”.

Por su parte, José Antonio Pavón, de Anedi, indica que hay tres oleadas de los fondos europeos y la primera “va a venir ya. Esa línea ya está en manos de las comunidades autónomas y se centrará en la rehabilitación”. Eso sí, Pavón considera que un problema de esas ayudas es que están pensadas para edificios de “propiedad vertical” y en España hay muchas “propiedades horizontales”, por lo que “vemos complicado que propiedades particulares utilicen esos fondos”.

El presidente de Anedi piensa que “mucho dinero de las subvenciones europeas se va a utilizar para que la propia Administración reacondicione buena parte de su parque inmobiliario”, y espera que a finales de este año, o principios de 2022, “este dinero empiece a llegar al mercado”. Asimismo, desde Afelma y Atedy (Asociación Técnica y Empresarial del Yeso) hacen un llamamiento a las administraciones públicas para que redoblen esfuerzos para que se tenga en cuenta al aislamiento acústico a la hora de rehabilitar los edificios con Fondos Next Generation, y proponen que se mejoren las prestaciones en los edificios de nueva construcción.

Siguiendo con la industria acústica, Alfonso Corz, de Aecor, reflexiona que la reforma recuperará posiciones frente a la obra nueva en 2022, por lo que “aumentará su importancia”. Además, argumenta que la llegada de “nuevas tendencias, nuevas rutinas, quizás incluso normativas, generarán reformas y las potenciará”. Estas reformas tendrán como foco “la sostenibilidad, el bienestar de los usuarios y la eficiencia energética”, resume.

La normativa que marcará a esta industria

La publicación de la propuesta de la Comisión Europea para refundir la Directiva de la UE sobre Eficiencia Energética (EED) es un paso para promover la eficiencia energética, aunque como dice Luis Mateo, de Andimat, espera que “se publique finalmente una norma que permita reducir la demanda energética del parque residencial y, en consecuencia, tener menos consumos”.

Sin perder el tema del consumo energético, Mario Serrano, de Aipex, indica que en su día “valoramos las mejoras realizadas respecto al Documento Básico de Ahorro (DB-HE), que acercan la normativa española a la europea en materia de ahorro de energía”. De cara al futuro, Serrano ve con esperanza la venidera Ley de Arquitectura y de Calidad del Entorno Construido, y la Ley de Residuos. Y mirando a Europa, toda normativa relacionada con la taxonomía “es relevante para el sector, sobre todo a la hora de identificar a las empresas sostenibles y evitar el greenwashing”.

También Blanca Gutiérrez, de Aifim, alude a normas europeas medioambientales. Una de ellas es la Ley de Cambio Climático (tanto española como europea), que “obligará a las empresas a calcular su huella de carbono antes de 2025, con el fin de reducirla y compensarla”, expresa.

Por lo que respecta al CTE, Luis Mateo, de Andimat, expresa que las edificaciones de obra nueva cuentan con “estándares de aislamiento, si bien existe un margen de mejora acorde con los reglamentos europeos”. Pero Mateo recalca que lo importante es que “se ejecute la norma”, ya que “no se realizan suficientes mecanismos de control que aseguren que se cumplan con el CTE”. Por ello, demanda la emisión de un informe de verificación común, realizado por una tercera parte independiente que acredite “la realización de la normativa correspondiente”.

Óscar del Río, presidente de Afelma, pide elevar las exigencias acústicas para rehabilitar edificios. Asimismo, aboga por “someter al CTE a una revisión al alza”. Desde Afelma y Atedy avisan de que si no se reforma el CTE, los edificios tendrán déficits, respecto a la mejora del confort acústico.

Por su parte, Blanca Gutiérrez, directora de Aifim, expresa que “en obra nueva se cumplen con los requisitos del CTE”, pero ve el problema con las edificaciones construidas antes de su entrada en vigor y que presentan, en su opinión, “grandes carencias constructivas”. Así que para solucionar ese problema insiste en que el único camino es “rehabilitar, rehabilitar y rehabilitar”.

Respecto a otros tipos de normativas, Del Río revela que en Afelma han propuesto medidas como la introducción de un pasaporte energético, incentivos fiscales, similares al Ecobonus implantado en países como Italia, o el fomento de la rehabilitación en el sector industrial. Estos objetivos se pueden alcanzar si “todas las administraciones reman en la misma dirección y si los actores de la construcción articulamos nuestras reivindicaciones en una sola voz para que España dé un gran paso en la calidad y el confort de nuestro parque de viviendas”, afirma el presidente de Afelma.

En lo referente a lo acústico, Alfonso Corz, de Aecor, informa que la nueva norma UNE 74201 “establece una clasificación acústica de los edificios, dando respuesta a una necesidad altamente demandada por el sector”. Para Corz, el documento publicado en septiembre de 2021 va “más allá de la normativa vigente en materia de aislamiento en la edificación en España y establece criterios complementarios para seis clases: A, B, C, D, E y F, que implican diferentes niveles de protección frente al ruido”. Este esquema ha sido desarrollado para aplicarse a edificios nuevos y existentes, de uso residencial privado o público, de uso sanitario-hospitalario y docente.

Con ello, el presidente de Aecor señala que se da “cumplimiento al objetivo de proporcionar una herramienta consensuada a la industria de la construcción para la especificación de un nivel de prestaciones acústicas”, al tiempo que se posibilita “la caracterización acústica normalizada de edificios de nueva construcción, existentes y rehabilitados”.

Ya si nos referimos a los usuarios finales, estos “se verán beneficiados”, ya que “facilitará información objetiva y normalizada sobre el nivel de protección frente al ruido en edificios, viviendas o recintos específicos”, explica Corz, el cual argumenta que “se pueden dar varios grados de satisfacción en cuanto al aislamiento acústico”.

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Este artículo aparece publicado en el nº 575 de CIC, págs. 50 a 54.