El endurecimiento de las condiciones crediticias unido a los elevados costes de los materiales y la escasez de trabajadores cualificados influirá de forma negativa en la evolución del sector, especialmente en el residencial, que perderá parte de su volumen de mercado y crecerá a un ritmo modesto.
Al incremento del precio de las materias primas como la madera (+60%), el acero (+40,3%), el aluminio (+36%) o el cobre (+25,4%), cabe sumar el alza de los costes energéticos (que afecta sobremanera a algunas materias primas como el aluminio) y de los tipos de interés.